lunes, 20 de febrero de 2023

EL VALOR DE LOS RÍOS

Foto: CHS

A pesar de faltar aún casi 100 días para las elecciones autonómicas y municipales, los partidos políticos ya están inmersos en la campaña electoral, con intervenciones en mítines y declaraciones públicas que se irán acentuando a medida que nos aproximemos al 28 de mayo.

Entre ellos está el PP de la Región de Murcia, con López Miras a la cabeza, cuyo discurso se limita al único tema que le da votos, el tema del agua, con el tono victimista al que nos tiene acostumbrados, calificando de “ataque a los murcianos” el recorte del trasvase Tajo-Segura, a pesar de la disminución de los caudales prevista en los próximos años debida al cambio climático. Pero los datos catastróficos que definen la situación de la Región son obviados por el Gobierno regional, conscientes de que no pueden (o no quieren) ofrecer soluciones que mejoren la vida de los murcianos y murcianas y que su sola mención le restaría votos.

Así, nuestra Región lidera el ranking en abandono escolar temprano, junto a Andalucía. Somos la comunidad con la tasa de mujeres víctimas de violencia de género más alta del país, con 28,5 denunciantes de maltrato por cada 10.000 murcianas. La tasa de pobreza alcanza el 34%, sólo superados por Andalucía y Extremadura. El 40,6% de la infancia de la Región de Murcia está en riesgo de pobreza y exclusión, el tercer porcentaje más alto por comunidades autónomas junto a Extremadura, solo inferior al de Canarias (47,4%) y Andalucía (43%), según la Plataforma de Infancia. La Región de Murcia lidera el consumo de psicofármacos, casi un 50% más que la media nacional. Y así podríamos seguir…

Sin embargo, el Gobierno regional solamente se refiere al tema del agua, con una insistencia tal que ha convencido a mucha gente de que es la solución a todos los problemas de la Región de Murcia, siendo este asunto una de las principales preocupaciones de los encuestados, según la última encuesta del CEMOP, que incluso titula 'El agua en el punto de mira' el barómetro de invierno 2023. Para el 14,8% de los encuestados el agua es el principal problema de la región, por encima de la subida de precios (6,7%), la sanidad (6,6%) o la situación del Mar Menor (4,4%). Es curioso que, en el otoño de 2021, el Mar Menor era la máxima preocupación para el 22,5% de los murcianos y murcianas, mientras que el agua sólo preocupaba al 3,3%.

Por su parte, la ultraderecha, la versión acentuada del PP, y posible socio de los populares en un hipotético gobierno, afirmó en el reciente mitin celebrado en Murcia que el agua debe llegar “como sea, con trasvases, embalses e interconexión entre cuencas”. Tanto el PP como Vox vuelven a caer en el mismo error, el de considerar a los ríos como meras tuberías, y a los ecosistemas fluviales como sistemas al servicio de las empresas, aunque ello suponga su muerte, tal y como está sucediendo con el Mar Menor.

Mientras que el Gobierno regional insiste en ignorar la situación de los ríos españoles, agravada por el paulatino aumento de la temperatura media del planeta, otras organizaciones luchan por recuperar los espacios fluviales, como el Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) cuyo fin es el de revertir la actual tendencia de degradación a la que se están viendo sometidos estos ecosistemas. denunciando el actual modelo de gestión del agua que pone en el «mercado» la práctica totalidad de los caudales que circulan por los ríos, desecando sus cauces y generando graves daños en los ecosistemas. Además, desde la UE se ha realizado el proyecto AMBER (Adaptive Management of Barriers in European Rivers), un catálogo de las barreras artificiales (presas, azudes, embalses, canales) que segmentan los ríos europeos, afectando a la biodiversidad y al correcto funcionamiento de los ecosistemas fluviales. Complementando esta iniciativa, se han creado los llamados #Dambusters (caza-presas), colectivo que pretende eliminar, en conjunción con las Confederaciones Hidrográficas, esas barreras, para acercar lo más posible los ríos a su estado inicial.

El Gobierno regional va en dirección opuesta a las directrices de la Unión Europea, marcadas por la Directiva Marco Europea del Agua, cuyos objetivos son la protección y mejora de las masas de agua superficiales y subterráneas y de sus ecosistemas asociados, la reducción progresiva de la contaminación, el garantizar el suministro suficiente de agua superficial o subterránea en buen estado y el paliar los efectos de sequías e inundaciones. Concebir los ríos como simples tuberías sin vida destinados a miles de hectáreas de regadío es hipotecar nuestro futuro y atentar contra el bien común que constituyen los ecosistemas fluviales.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/rios_132_9966982.html


jueves, 26 de enero de 2023

UNA HUIDA HACIA DELANTE

El pasado 11 de enero se llevó a cabo una manifestación en Madrid, convocada por los regantes del Levante, para protestar por la subida del caudal ecológico del Tajo que, según ellos, perjudicará a su actividad económica, la agricultura intensiva, al suponer una merma en los caudales del trasvase Tajo-Segura. A esta convocatoria, a la que asistieron 12.000 personas, según la organización, y 4.000, según la policía local, en la sempiterna guerra de cifras a la que asistimos cada vez que se realiza una manifestación, acudieron políticos de uno y otro signo, desde el alcalde socialista de Murcia, Jose Antonio Serrano, la consellera de Agricultura y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana, Isaura Navarro y el diputado de Compromís Joan Baldoví, hasta el jefe de filas de la ultraderecha, Abascal, pasando por el presidente de la CARM, López Miras, más preocupados todos ellos en no perder los votos que están en juego en las próximas elecciones de mayo que en afrontar con seriedad el problema del agua al que nos enfrentamos y que afecta ya al modelo económico imperante.

Precisamente, de lo que se trata es de tener una visión a medio y largo plazo de las condiciones hídricas que tendremos en los próximos años, y que gran parte del espectro político parece ignorar, aunque esto varía según el territorio del que se trate, pues el discurso es diferente si el partido en cuestión, ya sea el PSOE o el PP, tiene su ámbito de actuación en la cuenca cedente o la cuenca receptora del agua. Sólo hay que comprobar lo que Núñez Feijóo declaró a comienzos del mes de noviembre pasado en Castilla-La Mancha, admitiendo que la cuenca cedente, la del Tajo, tiene “que tener prioridades para el agua” y que hay que “disminuir los consumos de agua allá donde reciben agua de otras cuencas”, en clara alusión a la cuenca del Segura, mientras que López Miras exige que no se recorte el trasvase.

Pero lo que unos y otros no tienen en cuenta es la situación de emergencia climática a la que nos enfrentamos, que ningún plan ni ley consigue paliar ni frenar. Así, un informe de la AEMET advierte de que en 2022 se recogieron un 16% menos de precipitaciones que el año anterior, siendo el sexto más seco desde el año 1961, además de que este otoño ha sido el tercero menos lluvioso del siglo XXI, hablándose de riesgo de una sequía de larga duración, por lo que no parece que las condiciones hidrológicas vayan a mejorar en los años sucesivos, sino todo lo contrario.

Ya en 2003, en la época del proyecto de trasvase del Ebro a través del Plan Hidrológico Nacional (PHN) del gobierno de Aznar, expertos de EE.UU., México e Israel rechazaron en el Parlamento Europeo la viabilidad del PHN español, advirtiendo de que la política trasvasista ha fracasado en los países donde se llevaron a cabo. Toda una serie de estudios científicos y tesis doctorales coinciden en que un trasvase como el del Ebro sería difícilmente aceptable hoy día, desde el punto de vista científico, ambiental y económico. En cuanto al trasvase Tajo-Segura, los estudios certifican que la evaporación media anual del Tajo es muy superior a la precipitación media anual. Por tanto, las aportaciones o escorrentías que se producen con estas precipitaciones también son reducidas, todo ello agravado por el cambio climático. Lo del caudal ecológico, a diferencia de lo que afirma López Miras, no es una “decisión politica”, sino una exigencia de la Ley de Aguas de 2001, cuyo artículo 59 afirma que “se aplicará también a los caudales medioambientales la regla sobre supremacía del uso para abastecimiento de poblaciones”, sobre otros usos como el agrario o industrial, además del propio mantenimiento del ecosistema.

Tal vez se conseguiría la supervivencia del campo, si en vez de atender a las exigencias del 'lobby' agroindustrial e ignorar las advertencias del colectivo científico, el gobierno regional -presente o futuro- se anticipara a la situación de emergencia climática y la más que previsible escasez de agua diseñando un modelo económico adaptado a esa situación a medio plazo y evitando la sobreexplotación que ponga en peligro los ecosistemas asociados y permita la atención sostenible de los usos mediante una transición ecológica y justa de la agricultura. Sin embargo, la clase política regional, además de acusar de ser 'antimurciano' a todo aquel o aquella que ponga en duda la viabilidad de los trasvases, está empeñada en su huida hacia adelante, en una visión cortoplacista, reeditando el famoso eslogan de 'Agua para todos', y dejando para las generaciones futuras la resolución del problema. 

Articulo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/huida-delante_132_9868168.html

miércoles, 21 de diciembre de 2022

OTRA CUMBRE MÁS

EFE/ Julio César Rivas

Se acaba de celebrar en Montreal la llamada COP15, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad Biológica, entre los días 7 y 19 de diciembre, una cita bianual que se celebra desde 1994, cuyo objetivo es implementar medidas desde los gobiernos del mundo para conservar la biodiversidad y evitar la destrucción de los ecosistemas. El objetivo que se ha marcado esta cumbre es conseguir que el 30% de los espacios naturales terrestres y marítimos del planeta estén protegidos de aquí a 2030 (actualmente sólo lo está el 17% de los ecosistemas terrestres y el 8% de los marinos) y desbloquear 30 mil millones de dólares anuales para ayudar a los países en vías de desarrollo a esta conservación, aunque éstos aducen que necesitarán unos 100 mil millones al año. En este sentido, España supera con creces este objetivo, ya que el 36,2% de su superficie está protegida, frente al 26% de la media europea.

En 2020 se cumplió el límite de las llamadas Metas de Aichi, un conjunto de 20 objetivos encaminados a mejorar la biodiversidad en sus diferentes vertientes, pesquerías, reducción de la pérdida de hábitats, reducción de la contaminación, reducción del consumo desaforado, mantenimiento de la diversidad genética, aumento de la superficie protegida, etc., que se definieron en 2010 en la COP10 de Nagoya (Japón). Sin embargo, y como era de esperar, ninguna de estas metas se ha cumplido. En esta COP15 se pretende renovar este compromiso para el periodo 2020-2030 con estos objetivos más que ambiciosos.

Organizaciones conservacionistas asistentes a esta cumbre, como WWF y Greenpeace, ya han calificado de “cifras vacías, con protecciones previstas sobre el papel pero nada más”, los acuerdos alcanzados. Se calcula que el 75% de los ecosistemas están alterados por la actividad humana y más de un millón de especies están en peligro de extinción. Un estudio de la Universidad de Cambridge ha llegado a la conclusión que en 2100 el 23% de los ecosistemas del planeta se habrán degenerado tanto que habrán desaparecido. Según WWF, el 69% de las especies de fauna salvaje han desaparecido desde 1970, algunas de las cuales ni siquiera han sido descubiertas por el ser humano. Especialmente grave es el riesgo de desaparición del multitud de especies de insectos, muchos de ellos polinizadores, de los que depende la producción agrícola mundial. El 76% de la producción alimentaria en Europa depende de la polinización realizada por las diferentes especies de abejas.

Con estos mimbres, y tal y como ocurre con las cumbres por el clima, la última de las cuales se celebró recientemente en Egipto, asistimos una y otra vez a los buenos propósitos, pero sin compromisos firmes, como lo demuestra el hecho de que ningún jefe de Estado de la UE haya asistido a esta cumbre, que muchos lideres mundiales se hayan limitado a publicar algún tweet sobre el tema, y que EE.UU. (junto con el Vaticano) ni siquiera ha ratificado el Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1992, firmado por 196 países.

En septiembre de 1962 se publicó “La primavera silenciosa”, de Rachel Carson, el primer libro divulgativo sobre el impacto ambiental de la actividad humana y de concienciación ecologista. En 1992 se celebró la Cumbre de Río, primera vez que la ONU se plantea reunir a los países miembros para debatir y llegar a un acuerdo en materia de protección de la naturaleza. Sesenta y treinta años después, respectivamente, de los hitos citados, la ONU sigue debatiendo en el vacío sobre qué medidas deben tomarse para frenar la pérdida de biodiversidad y la destrucción de los hábitats. Tras 15 cumbres sobre este asunto, el planeta continúa su degradación. ¿Cuántas cumbres más serán necesarias para revertir la situación?

Artículo que publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/cumbre_132_9809711.html