martes, 28 de enero de 2020

LA TECNOLOGÍA 5G A DEBATE

Una marea de hombre y mujeres salen de una boca del metro con la mirada fija en su dispositivo móvil, ignorando a las personas que pasan a su lado. Casi todos están conectados a un sistema operativo que hace realidad todas las necesidades del usuario, a través de una voz sensual, hasta el punto que uno de ellos cae irremediablemente enamorado del sistema operativo. Este es el argumento de “Her”, una distopia dirigida por Spike Jonze en 2013. ¿Se trata de un futuro irrealizable o nos vamos aproximando a esta situación? Las innovaciones tecnológicas en la telefonía móvil están llegando a límites que hace 10 años eran impensables. Una de esas innovaciones es la tecnología 5G que, desde los medios de comunicación, nos anuncian como una revolución en nuestras vidas. Pero, ¿es así? ¿Todo es tan positivo como nos lo pintan?
¿Qué alegan los defensores y los detractores de este tecnología? Entre los primeros, se asegura que la velocidad de transferencia de datos será 10 veces más rápida que la red 4G actual, llegando a alcanzarse los 20 Gigabytes por segundo, con la reducción del tiempo de latencia, por lo que se mejorarán aspectos como la telemedicina, la generalización de los coches autónomos, las teles 8K, la realidad virtual, mucha de ella aplicada a los videojuegos o poder realizar cosas como la tele-compra, descargarte películas al móvil en 3 segundos o mejorar la domótica (control automático de la vivienda), aproximándonos así a modos de vida que sólo veíamos en las pelis de ciencia ficción.
Además, Europol, la Oficina Europea de la Policía, afirma que, con esta tecnologia, será mucho más difícil controlar la ciberdelincuencia, usada principalmente por el narcotráfico, y la tarea de monitorizar y localizar a los ciberdelincuentes será mucho más complicada, teniendo en cuenta, además, que los equipos con que se cuentan para luchar contra este tipo de delitos quedarán obsoletos.
Las principales organizaciones que luchan contra el 5G solicitan a las autoridades una moratoria en su implantación, hasta que no se cuente con estudios independientes que evalúen la exposición humana a estas radiaciones, y que se ponga en marcha el Comité Interministerial sobre Radiofrecuencias y Salud que establece la Ley General de Telecomunicaciones de 2014. El pasado 25 de enero, declarado Día Internacional de la Lucha contra la Implantación de la Tecnología 5G, gracias a un llamamiento internacional que ha sido suscrito por 4.800 científicos, 2.800 médicos y más de 180.000 organizaciones ciudadanas procedentes de 202 países y territorios, tuvieron lugar concentraciones en diversas ciudades del planeta en las que grupos sociales demandaron la aplicación del Principio de Precaución y la realización de estudios previos sobre las posibles afecciones en la salud del 5G, antes de que se ponga en marcha de forma masiva.
Lo cierto es que, desde hace décadas, estamos expuestos a radiaciones cada vez más potentes y no se ha evaluado estadísticamente la frecuencia de esas afecciones, aunque ya hay estudios como los realizados por Martin Pall, profesor de Bioquímica de la Universidad Estatal de Washington, o la física británica Erica Mallery-Blythe, fundadora de PHIRE (Physicians’ Health Initiative for Radiation and Environment) que apuntan a un aumento de los efectos sobre la salud de las radiaciones electromagnéticas. Tal vez sea el momento de hacer caso a la comunidad científica y pensar más en la salud pública que en los beneficios prácticos y empresariales.
Artículo aparecido hoy en eldiario.es:

2020: RETOS AMBIENTALES

A los pocos días de haberse aprobado en el Congreso de los Diputados la conformación del primer gobierno de coalición desde la Segunda República, y comenzando el año 2020, es el momento de repasar los principales retos ambientales a los que se enfrenta nuestro país y el planeta en general, con dos fechas en el horizonte.
Una, 2030, año que fija la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas con la definición de 17 objetivos que incluyen desde el fin de la pobreza, el hambre cero o la igualdad de género, hasta aspectos educativos, sanitarios y económicos, además de conservacionistas de los ecosistemas marinos y terrestres. La otra fecha que hay que tener en mente es la de 2050, año para el que la Comisión Europea pretende haber conseguido la transición ecológica de la economía en toda la UE, en consonancia con el Acuerdo de París de 2015.
Hace unos días conocimos el último estudio sobre los efectos del cambio climático en Sierra Nevada. El aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones en el presente siglo no sólo harán desparecer la nieve natural en ese macizo, afectando a la industria del esquí, sino que pondrá en peligro el abastecimiento de agua en las provincias de Granada y Almería. Los glaciares pirenaicos tienen la muerte anunciada en pocas décadas, y la España semiárida va aumentando de año en año, siendo ahora un 6% más extensa que hace 50 años. Sólo con la reducción a cero de las emisiones de gases de efecto invernadero se podrá luchar contra este fenómeno.
La pérdida de la biodiversidad, relacionada directamente con el cambio climático, pero también con la destrucción de hábitats, es otro de los desafíos que debemos abordar. Muchos científicos están de acuerdo en que nos aproximamos a la sexta extinción, provocada por la acción antrópica, no en vano nos encontramos en el llamado Antropoceno, marcado por los efectos de las actividades humanas en los ecosistemas.
El 75% de los ambientes terrestres y el 66% de los ecosistemas marinos han sido severamente modificados, y la mayoría de ellos continúa sufriendo un proceso de degradación, de hasta un 4% por década, calculándose en un millón las especies que están en peligro de extinción, la mayoría de ellas insectos.
España, a pesar de contar con la mayor biodiversidad de la UE, no puede ni debe bajar la guardia, ya que entre el 40% y el 60% de las especies están catalogadas con alguna categoría de amenaza de extinción.
La Fundación Global Nature menciona entre los factores causantes de este problema el cambio del uso del suelo, el abandono rural y la intensificación de la agricultura, siendo ésta última el mayor motor de pérdida de biodiversidad en la UE y en el planeta.
Otros problemas con los que nos enfrentamos son las migraciones, muchas de ellas que se pueden calificar de climáticas o ambientales. Según el Banco Mundial, unos 100 millones de personas han sido desplazadas por cuestiones relacionadas con el clima (sequías, pérdida de cosechas, falta de alimentos y agua, principalmente), ya sea dentro de sus propios países, con la migración desde las zonas rurales a las ciudades, o bien de unos países a otros.

Hiperpoblación y España vaciada

Este problema afectaría también a nuestro país. La sequía y los aumentos de temperatura tendrán al sureste español como principal damnificado, contemplándose la futura inviabilidad de los cultivos, y ya hay voces que vaticinan movimientos de población desde zonas hiperpobladas y más afectadas por el cambio climático (con Murcia como una región que previsiblemente aumentará de población, según el INE, en 100.000 personas de aquí a 2033) hacia la España vaciada, como una solución para revertir el despoblamiento de las zonas de interior y la corrección de los desequilibrios demográficos.
Con estos tres retos ambientales (cambio climático, pérdida de biodiversidad y migraciones climáticas), además de otros como la disminución de la contaminación en todas sus versiones, el Gobierno tiene mucho trabajo por delante si queremos asegurar un futuro viable para las generaciones venideras; saliendo del cortoplacismo que ha caracterizado a los ejecutivos precedentes y debiendo poner el cambio en el modelo productivo, la recuperación de los ecosistemas degradados (como nuestro querido Mar Menor) y la transición ecológica de la economía en el centro de las políticas.
Artículo aparecido el 12 de enero de 2020 en eldiario.es: