domingo, 22 de mayo de 2022

NEGACIONISTAS CLIMÁTICOS

EFE/ Rafa Alcaide
A la hora de escribir este texto, estamos inmersos en la primera gran ola de calor del año, en fechas más tempranas que nunca. Si hace unos pocos años sufríamos estas altas temperaturas a partir del mes de junio, a las puertas del verano, en esta ocasión es en pleno mes de mayo, en primavera, cuando se están alcanzando cotas impensables en esta época del año, superando los 40ºC en muchas regiones de España, 15ºC por encima de lo que es habitual, acompañadas por la calima que viene del Sáhara. En los medios de comunicación se habla de este fenómeno, pero casi ninguno lo relaciona con ese enemigo invisible que nos acecha, el cambio climático. Seguimos refiriéndonos a este hecho como algo puntual, anormal para esta época del año, pero sin relacionarlo con su origen.

El planeta nos está dando señales inequívocas del calentamiento que sufre. Ya en junio de 2020 se alcanzaron los 38ºC en el Círculo Polar Artico, siendo hasta la fecha el valor de temperatura más alto registrado en la región ártica, seguida por los 49,6ºC de junio de 2021 en la Columbia Británica (Canadá), arrasada por los incendios y, en la actualidad, los 50ºC de ciertas regiones de India y Pakistán. En nuestro país se ha constatado que más de la mitad de los glaciares de los Pirineos han desaparecido y solo quedan 20 en “delicado estado de equilibrio”, según el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC). Los datos nos indican que la temperatura media anual durante el período 1959-2020 en los Pirineos ha aumentado 1,6ºC, siendo el año 2020 el más cálido de los últimos 62 años.

Esta semana se ha publicado el Informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), según el cual cuatro indicadores clave del cambio climático (concentraciones de gases de efecto invernadero, subida del nivel del mar, contenido calorífico de los océanos y acidificación de los océanos) registraron valores sin precedentes en 2021, y en el que se confirma que los últimos siete años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, acercándonos peligrosamente al límite del exceso en 1,5ºC sobre los niveles pre-industriales fijados por el Acuerdo de París de 2015, a partir de los cuales las consecuencias sobre el clima son impredecibles.

A pesar de estos datos demoledores, aún hay sectores, los más ultraconservadores de la sociedad que, desgraciadamente, van teniendo más presencia en las instituciones, que se declaran negacionistas del cambio climático, llegando a afirmar “que se caliente un poquito más el planeta, evitará muertes por frío”, en un ejercicio de ignorancia sin complejos que dan vergüenza ajena. Un informe reciente de la Fundación Conama (Comisión Nacional del Medio Ambiente), titulado El camino hacia una nueva cultura de la gobernanza del agua, ante el hecho comprobado de que este año es el segundo invierno más seco de toda la serie histórica, reclama una gobernanza que fomente la gestión sostenible de este recurso vital y escaso para el ser humano, sobre todo a través de la reducción de la demanda.

Sin embargo, en la Región de Murcia, así como en el Oriente andaluz y el Levante alicantino seguimos anclados en el siglo XX, obviando el fenómeno del cambio climático y exigiendo agua de donde sea y como sea para mantener una agricultura intensiva y contaminante, a pesar de las advertencias de la comunidad científica. La reciente manifestación en Alicante de agricultores, políticos y empresarios de la derecha contra la decisión de aumentar el caudal ecológico del Tajo no es sino la demostración de que hay sectores que le dan la espalda a una evidencia, la necesidad de variar el modelo agrícola, por la simple supervivencia de este sector primario. Lejos de ello, continúan con su huida hacia adelante, sin calibrar las consecuencias de sus demandas, empezando por la destrucción del Mar Menor, víctima propiciatoria de la codicia de unos pocos, situación que ha empujado a otros sectores económicos que viven de la laguna, la pesca y el turismo, a rebelarse ante la inacción de la Comunidad Autónoma, a raíz de la aparición de miles de peces muertos, que presagian una muerte masiva como en 2021.

El negacionismo climático sólo puede agravar la situación, sobre todo si, como prevén las encuestas, los negacionistas aumentan sus cotas de poder. Aún estamos a tiempo de evitarlo.

Artículo que me publica hoy eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/negacionistas-climaticos_132_9011931.html?fbclid=IwAR14yOAIM8Nh1BcYopWWQj9GPtP8kwXUNoHSjdbNTBVB5vUhYq22L5jDgv0

martes, 3 de mayo de 2022

RECUPEREMOS LA HUERTA

 

Al igual que el Mar Menor, la huerta de Murcia se muere. La que en otro tiempo fue llamada la huerta de Europa languidece poco a poco, víctima de múltiples atentados ambientales y al patrimonio histórico, unos más visibles que otros. Solo de vez en cuando encontramos bancales perfectamente acondicionados y en uso agrícola. Construcciones faraónicas de dudoso gusto, algunas ilegales, pueblan los bancales junto a casas semi-ruinosas y abandonadas; toneladas de basura, latas, botellas de plástico, bolsas y envoltorios de todo tipo, se acumulan en los bordes de los caminos, acequias y carriles, hasta el punto de constituir lo que se ha llamado la 'basuraleza', residuos que se dejan en la naturaleza, afeando y contaminando la huerta; acequias entubadas; edificios históricos (molinos, torres, casas señoriales), muchos de ellos catalogados como Bienes de Interés Cultural (BIC), abandonados a su suerte; talas indiscriminadas de árboles centenarios; carreteras y autovías que atraviesan la huerta sin ningún miramiento, arrasando bancales y dividiendo el territorio; quemas de rastrojos; urbanizaciones que, al calor de la burbuja inmobiliaria de hace 15 años, se multiplican en los arrabales de las pedanías de Murcia; cientos de gigantescos paneles publicitarios que jalonan las vías de comunicación, formando una barrera visual al paisaje de huerta.

Los diferentes equipos de gobierno del Ayuntamiento que se han sucedido en la Glorieta no han dudado en citar a la huerta de Murcia cuando se trata de promocionar el turismo, además de anunciar a bombo y platillo sucesivos planes de recuperación que nunca llegan a efecto, que no van más allá de señalizar algunos carriles de la huerta con señales de tráfico destinadas a las bicicletas, planes que se sacan a colación sobre todo en periodo electoral, como un aspecto de cita obligada en los programas electorales, pero que, a la hora de la verdad, se quedan en el cajón. Eso sin hablar de que, en las fiestas de Primavera, se llega al paroxismo de la exaltación huertana, para volver al ostracismo pasadas las celebraciones festivas.

Precisamente en esas fechas tuve la oportunidad de viajar a Lanzarote, la isla más oriental del archipiélago canario, y hubo algo que me llamó la atención. En la zona rural, las pequeñas poblaciones cuidan muy bien su entorno, no se ve basura, las casas están perfectamente integradas en el paisaje, por no haber no hay ni vallas que rodean a las casas ni, por supuesto, vallas publicitarias que afean el paisaje. No es casualidad que Lanzarote fuera designada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993. Ver, sin embargo, cómo la huerta ha perdido las características que la hicieron única es algo que lleva a un estado compartido entre la indignación y la pena al pensar en el contraste entre lo que podría ser y lo que décadas de desidia y desatención por parte de las administraciones han permitido que sea.

Afortunadamente, contamos con diversas organizaciones que luchan día a día para conservar y hacer respetar la huerta murciana, asociaciones vecinales, grupos ecologistas o Huermur, Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia, que llevan años denunciando los atentados perpetrados contra el patrimonio cultural, ambiental y etnológico de la huerta de Murcia.

Esperemos que el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Murcia atienda las reivindicaciones de los diferentes colectivos de defensa de la huerta, y que hagan efectivas medidas para recuperar y conservar este patrimonio que, hasta ahora, ha sido muy maltratado por las instituciones.

Artículo publicado el 30 de abril en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/recuperemos-huerta_132_8956174.html