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lunes, 19 de mayo de 2025

EL LÍMITE DE LOS TRASVASES



El pasado martes 13 de mayo fue rechazada por la mayoría de los grupos en el Congreso la iniciativa legislativa presentada por López Miras para “blindar” el trasvase Tajo-Segura, con los votos en contra de PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, con la abstención de Podemos y los votos favorables de PP, Vox y UPN, que no alcanzaron su objetivo. López Miras califica de “decisión unilateral del gobierno” el resultado de esa votación, como si fuera algo que el “malvado Sánchez” hubiera decretado en solitario, obviando que es la mayoría de la Cámara Baja la que, de forma democrática, ha tomado esa decisión. También argumenta el presidente regional que han sido “criterios ideológicos” los que han dirigido este asunto, y no criterios técnicos o ambientales. 

La polémica ha surgido por las nuevas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura presentadas por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), que proponen reducir las derivaciones hasta en un 40% para 2027, pasando de una media de 320 hm3 anuales trasvasados actualmente desde la cabecera del Tajo hacia el Levante, a 248 hm3 en 2026 y 193 hm3 en 2027. Pero esto no es una decisión arbitraria, sino que responde a una serie de estudios realizados por la Cátedra del Tajo de la UCLM por los que se ha comprobado que no se cumplen los caudales mínimos legales del Plan Hidrológico del Tajo. Así, existen ocho masas de agua en las que, al menos en algún día, el caudal circulante era inferior al fijado como mínimo, en ríos como el Jerte, el Jarama, el Tajuña o el Manzanares, entre otros, además del propio río Tajo a su paso por Talavera de la Reina o Aranjuez. 

Además, el Tribunal Supremo acaba de sentenciar en firme que el Plan Hidrológico del Tajo (2022-2027) vulnera la normativa europea de aguas, obligando al MITECO a establecer inmediatamente caudales ecológicos en las zonas protegidas de todo el recorrido del rIo, sobre todo en las áreas incluidas en la Red Natura 2000, y no de forma escalonada hasta el año 2027. 

Habría que explicarle a PP murciano que este rechazo al “blindaje” del trasvase no es una confabulación contra la Región de Murcia, sino una manera de garantizar, en un contexto de cambio climático, la buena salud ambiental de nuestros ríos en general, y del Tajo en particular. Hay que recordarle a López Miras que los caudales ecológicos cumplen una función muy importante, como es mantener la biodiversidad, garantizar el buen estado de los ecosistemas fluviales o reducir la degradación y pérdida de los humedales, tal y como dicta la Directiva Marco del Agua.

Sin embargo, ¿cuál es la reacción del PP? Una vez más, los populares murcianos tildan de “traidores” a los que osan poner en cuestión el sacrosanto trasvase, mientras que el PP de Castilla-La Mancha asegura que “nunca van a ceder a las pretensiones del ecologismo”. La derecha española vuelve a retomar la vieja falacia de que “el agua de los ríos se pierde en el mar”, volviendo el PP murciano al famoso “Agua para todos” del 2001, y a tratar a los ríos como meras tuberías que transportan agua de un lado a otro. 

Y todo eso, ¿para qué? Para atender a la insaciable agroindustria, esa maquinaria que produce enormes daños ambientales y sociales, cuyo principal damnificado en nuestra Región sigue siendo el Mar Menor, a pesar de que la Confederación Hidrográfica del Segura ya ha detectado más de 8.000 hectáreas de regadío ilegal en el entorno de la laguna, y obligado a la Consejería de Agricultura a restituir casi 3.000 hectáreas, pasando a ser terrenos de secano o de vegetación natural. Estas restituciones han permitido reducir en cerca de 500 toneladas la contaminación difusa por nitratos al Mar Menor, pero aún queda camino por recorrer.

La pretensión del PP murciano de “blindar” el trasvase, es decir, de asegurar la transferencia de agua para la agricultura intensiva, pasando por encima de otros usos y del mantenimiento del buen estado de los ecosistemas fluviales, es hipotecar el futuro de los ríos en un contexto de cambio climático cuyas consecuencias ya sufrimos, y ante el cual debemos adaptarnos cuanto antes. Será el cambio climático el que tenga la última palabra sobre el mantenimiento (o no) de las políticas de trasvases, y no las decisiones tomadas en los despachos.

Artículo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/limite-trasvases_132_12309227.html

viernes, 26 de enero de 2024

AL "BUEN TIEMPO", MALA CARA

Esta semana, una vez más, y tras unos días de frío intenso en el centro de la península, volvemos a experimentar temperaturas inusuales para este mes de enero, siendo de nuevo la Región de Murcia el lugar donde se alcanza el récord, con 27ºC, diez grados por encima de la media para este mes en nuestra región. Estas anomalías son, evidentemente, una consecuencia del cambio climático, aunque los grandes medios de comunicación de masas no suelen hacer referencia a esto, limitándose a hablar principalmente de la influencia de estas temperaturas en la buena marcha del turismo, haciendo hincapié en la posibilidad de desestacionalizar la oferta turística de sol y playa fuera de la temporada estival como uno de los principales objetivos de las administraciones, como se está viendo en FITUR estos días.

Pero no llueve a gusto de todos, aunque la lluvia brille por su ausencia. Las estaciones de esquí están empezando a sufrir la falta de nieve, lo que supone el cierre de algunas de ellas o la apertura de unos pocos kilómetros de pistas esquiables. La gran mayoría de esas estaciones se ven obligadas a usar cañones de nieve, artefactos no exentos de producir impactos ambientales como el uso excesivo de agua y de energía para desviar los arroyos a los depósitos y conseguir rebajar la temperatura para la fabricación de nieve. Además, la nieve artificial aumenta la entrada de agua e iones a las pistas de esquí, lo que puede tener un efecto fertilizante y, por lo tanto, cambiar la composición de las especies de plantas de la zona.

Las altas temperaturas pueden convertirse, además, en un inconveniente para el turismo estival. Las sucesivas olas de calor que nuestro país sufre en verano pueden desincentivar la llegada turistas, según un informe de Caixabank Research. Según este estudio, el incremento de la temperatura de cuatro grados reduciría la demanda turística anual en un 3,1%. Y la llegada de turistas caería hasta un 15% en los meses de julio y agosto. El impacto sería muy superior en regiones como Islas Baleares o la Región de Murcia. Las consecuencias del cambio climático van más allá de inundaciones, incendios y olas de calor que afectan al medio ambiente y a la agricultura. El turismo, que supone en España el 12% del PIB, puede verse seriamente afectado por el calentamiento global, como ya se está comprobando

Otro sector afectado por la emergencia climática es la agricultura, por la falta de lluvias, que ha supuesto la pérdida del 13,6% de las cosechas, afectando sobre todo al secano y muy especialmente a la aceituna, con un descenso del 55% en la producción en la campaña anterior, y a los cereales, con el 45,6%. Todos sufrimos las consecuencias de esta disminución en la producción agrícola, con la subida bestial del precio del aceite de oliva y otros productos. A pesar de la sequía, el presidente López Miras y su consejera de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Sara Rubira, siguen con su particular guerra del agua, repitiendo aquello de querer “llevar agua de donde sobra a donde falta”, sin querer percatarse de que en breve no va a sobrar agua de ningún sitio y que la fuente del trasvase Tajo-Segura, los embalses de Entrepeñas y Buendía, están actualmente al 38 y 23% de su capacidad, respectivamente. Y su pretensión de resucitar el Plan Hidrológico Nacional choca con las opiniones de los expertos, que ven inviable un futuro trasvase del Ebro, por la escasez estructural, sequía y restricción de los principales sistemas de riego de la Cuenca del Ebro.

Lo que para mucha gente, y determinados representantes políticos, la situación de altas temperaturas de este mes de enero no es sino “buen tiempo” y una oportunidad de hacer negocios, es en realidad la plasmación de la emergencia climática frente a la cual sólo podemos poner mala cara y empezar a buscar soluciones a corto plazo.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/buen-tiempo-mala-cara_132_10867588.html

lunes, 20 de febrero de 2023

EL VALOR DE LOS RÍOS

Foto: CHS

A pesar de faltar aún casi 100 días para las elecciones autonómicas y municipales, los partidos políticos ya están inmersos en la campaña electoral, con intervenciones en mítines y declaraciones públicas que se irán acentuando a medida que nos aproximemos al 28 de mayo.

Entre ellos está el PP de la Región de Murcia, con López Miras a la cabeza, cuyo discurso se limita al único tema que le da votos, el tema del agua, con el tono victimista al que nos tiene acostumbrados, calificando de “ataque a los murcianos” el recorte del trasvase Tajo-Segura, a pesar de la disminución de los caudales prevista en los próximos años debida al cambio climático. Pero los datos catastróficos que definen la situación de la Región son obviados por el Gobierno regional, conscientes de que no pueden (o no quieren) ofrecer soluciones que mejoren la vida de los murcianos y murcianas y que su sola mención le restaría votos.

Así, nuestra Región lidera el ranking en abandono escolar temprano, junto a Andalucía. Somos la comunidad con la tasa de mujeres víctimas de violencia de género más alta del país, con 28,5 denunciantes de maltrato por cada 10.000 murcianas. La tasa de pobreza alcanza el 34%, sólo superados por Andalucía y Extremadura. El 40,6% de la infancia de la Región de Murcia está en riesgo de pobreza y exclusión, el tercer porcentaje más alto por comunidades autónomas junto a Extremadura, solo inferior al de Canarias (47,4%) y Andalucía (43%), según la Plataforma de Infancia. La Región de Murcia lidera el consumo de psicofármacos, casi un 50% más que la media nacional. Y así podríamos seguir…

Sin embargo, el Gobierno regional solamente se refiere al tema del agua, con una insistencia tal que ha convencido a mucha gente de que es la solución a todos los problemas de la Región de Murcia, siendo este asunto una de las principales preocupaciones de los encuestados, según la última encuesta del CEMOP, que incluso titula 'El agua en el punto de mira' el barómetro de invierno 2023. Para el 14,8% de los encuestados el agua es el principal problema de la región, por encima de la subida de precios (6,7%), la sanidad (6,6%) o la situación del Mar Menor (4,4%). Es curioso que, en el otoño de 2021, el Mar Menor era la máxima preocupación para el 22,5% de los murcianos y murcianas, mientras que el agua sólo preocupaba al 3,3%.

Por su parte, la ultraderecha, la versión acentuada del PP, y posible socio de los populares en un hipotético gobierno, afirmó en el reciente mitin celebrado en Murcia que el agua debe llegar “como sea, con trasvases, embalses e interconexión entre cuencas”. Tanto el PP como Vox vuelven a caer en el mismo error, el de considerar a los ríos como meras tuberías, y a los ecosistemas fluviales como sistemas al servicio de las empresas, aunque ello suponga su muerte, tal y como está sucediendo con el Mar Menor.

Mientras que el Gobierno regional insiste en ignorar la situación de los ríos españoles, agravada por el paulatino aumento de la temperatura media del planeta, otras organizaciones luchan por recuperar los espacios fluviales, como el Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) cuyo fin es el de revertir la actual tendencia de degradación a la que se están viendo sometidos estos ecosistemas. denunciando el actual modelo de gestión del agua que pone en el «mercado» la práctica totalidad de los caudales que circulan por los ríos, desecando sus cauces y generando graves daños en los ecosistemas. Además, desde la UE se ha realizado el proyecto AMBER (Adaptive Management of Barriers in European Rivers), un catálogo de las barreras artificiales (presas, azudes, embalses, canales) que segmentan los ríos europeos, afectando a la biodiversidad y al correcto funcionamiento de los ecosistemas fluviales. Complementando esta iniciativa, se han creado los llamados #Dambusters (caza-presas), colectivo que pretende eliminar, en conjunción con las Confederaciones Hidrográficas, esas barreras, para acercar lo más posible los ríos a su estado inicial.

El Gobierno regional va en dirección opuesta a las directrices de la Unión Europea, marcadas por la Directiva Marco Europea del Agua, cuyos objetivos son la protección y mejora de las masas de agua superficiales y subterráneas y de sus ecosistemas asociados, la reducción progresiva de la contaminación, el garantizar el suministro suficiente de agua superficial o subterránea en buen estado y el paliar los efectos de sequías e inundaciones. Concebir los ríos como simples tuberías sin vida destinados a miles de hectáreas de regadío es hipotecar nuestro futuro y atentar contra el bien común que constituyen los ecosistemas fluviales.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/rios_132_9966982.html


jueves, 26 de enero de 2023

UNA HUIDA HACIA DELANTE

El pasado 11 de enero se llevó a cabo una manifestación en Madrid, convocada por los regantes del Levante, para protestar por la subida del caudal ecológico del Tajo que, según ellos, perjudicará a su actividad económica, la agricultura intensiva, al suponer una merma en los caudales del trasvase Tajo-Segura. A esta convocatoria, a la que asistieron 12.000 personas, según la organización, y 4.000, según la policía local, en la sempiterna guerra de cifras a la que asistimos cada vez que se realiza una manifestación, acudieron políticos de uno y otro signo, desde el alcalde socialista de Murcia, Jose Antonio Serrano, la consellera de Agricultura y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana, Isaura Navarro y el diputado de Compromís Joan Baldoví, hasta el jefe de filas de la ultraderecha, Abascal, pasando por el presidente de la CARM, López Miras, más preocupados todos ellos en no perder los votos que están en juego en las próximas elecciones de mayo que en afrontar con seriedad el problema del agua al que nos enfrentamos y que afecta ya al modelo económico imperante.

Precisamente, de lo que se trata es de tener una visión a medio y largo plazo de las condiciones hídricas que tendremos en los próximos años, y que gran parte del espectro político parece ignorar, aunque esto varía según el territorio del que se trate, pues el discurso es diferente si el partido en cuestión, ya sea el PSOE o el PP, tiene su ámbito de actuación en la cuenca cedente o la cuenca receptora del agua. Sólo hay que comprobar lo que Núñez Feijóo declaró a comienzos del mes de noviembre pasado en Castilla-La Mancha, admitiendo que la cuenca cedente, la del Tajo, tiene “que tener prioridades para el agua” y que hay que “disminuir los consumos de agua allá donde reciben agua de otras cuencas”, en clara alusión a la cuenca del Segura, mientras que López Miras exige que no se recorte el trasvase.

Pero lo que unos y otros no tienen en cuenta es la situación de emergencia climática a la que nos enfrentamos, que ningún plan ni ley consigue paliar ni frenar. Así, un informe de la AEMET advierte de que en 2022 se recogieron un 16% menos de precipitaciones que el año anterior, siendo el sexto más seco desde el año 1961, además de que este otoño ha sido el tercero menos lluvioso del siglo XXI, hablándose de riesgo de una sequía de larga duración, por lo que no parece que las condiciones hidrológicas vayan a mejorar en los años sucesivos, sino todo lo contrario.

Ya en 2003, en la época del proyecto de trasvase del Ebro a través del Plan Hidrológico Nacional (PHN) del gobierno de Aznar, expertos de EE.UU., México e Israel rechazaron en el Parlamento Europeo la viabilidad del PHN español, advirtiendo de que la política trasvasista ha fracasado en los países donde se llevaron a cabo. Toda una serie de estudios científicos y tesis doctorales coinciden en que un trasvase como el del Ebro sería difícilmente aceptable hoy día, desde el punto de vista científico, ambiental y económico. En cuanto al trasvase Tajo-Segura, los estudios certifican que la evaporación media anual del Tajo es muy superior a la precipitación media anual. Por tanto, las aportaciones o escorrentías que se producen con estas precipitaciones también son reducidas, todo ello agravado por el cambio climático. Lo del caudal ecológico, a diferencia de lo que afirma López Miras, no es una “decisión politica”, sino una exigencia de la Ley de Aguas de 2001, cuyo artículo 59 afirma que “se aplicará también a los caudales medioambientales la regla sobre supremacía del uso para abastecimiento de poblaciones”, sobre otros usos como el agrario o industrial, además del propio mantenimiento del ecosistema.

Tal vez se conseguiría la supervivencia del campo, si en vez de atender a las exigencias del 'lobby' agroindustrial e ignorar las advertencias del colectivo científico, el gobierno regional -presente o futuro- se anticipara a la situación de emergencia climática y la más que previsible escasez de agua diseñando un modelo económico adaptado a esa situación a medio plazo y evitando la sobreexplotación que ponga en peligro los ecosistemas asociados y permita la atención sostenible de los usos mediante una transición ecológica y justa de la agricultura. Sin embargo, la clase política regional, además de acusar de ser 'antimurciano' a todo aquel o aquella que ponga en duda la viabilidad de los trasvases, está empeñada en su huida hacia adelante, en una visión cortoplacista, reeditando el famoso eslogan de 'Agua para todos', y dejando para las generaciones futuras la resolución del problema. 

Articulo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/huida-delante_132_9868168.html

domingo, 22 de mayo de 2022

NEGACIONISTAS CLIMÁTICOS

EFE/ Rafa Alcaide
A la hora de escribir este texto, estamos inmersos en la primera gran ola de calor del año, en fechas más tempranas que nunca. Si hace unos pocos años sufríamos estas altas temperaturas a partir del mes de junio, a las puertas del verano, en esta ocasión es en pleno mes de mayo, en primavera, cuando se están alcanzando cotas impensables en esta época del año, superando los 40ºC en muchas regiones de España, 15ºC por encima de lo que es habitual, acompañadas por la calima que viene del Sáhara. En los medios de comunicación se habla de este fenómeno, pero casi ninguno lo relaciona con ese enemigo invisible que nos acecha, el cambio climático. Seguimos refiriéndonos a este hecho como algo puntual, anormal para esta época del año, pero sin relacionarlo con su origen.

El planeta nos está dando señales inequívocas del calentamiento que sufre. Ya en junio de 2020 se alcanzaron los 38ºC en el Círculo Polar Artico, siendo hasta la fecha el valor de temperatura más alto registrado en la región ártica, seguida por los 49,6ºC de junio de 2021 en la Columbia Británica (Canadá), arrasada por los incendios y, en la actualidad, los 50ºC de ciertas regiones de India y Pakistán. En nuestro país se ha constatado que más de la mitad de los glaciares de los Pirineos han desaparecido y solo quedan 20 en “delicado estado de equilibrio”, según el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC). Los datos nos indican que la temperatura media anual durante el período 1959-2020 en los Pirineos ha aumentado 1,6ºC, siendo el año 2020 el más cálido de los últimos 62 años.

Esta semana se ha publicado el Informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), según el cual cuatro indicadores clave del cambio climático (concentraciones de gases de efecto invernadero, subida del nivel del mar, contenido calorífico de los océanos y acidificación de los océanos) registraron valores sin precedentes en 2021, y en el que se confirma que los últimos siete años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, acercándonos peligrosamente al límite del exceso en 1,5ºC sobre los niveles pre-industriales fijados por el Acuerdo de París de 2015, a partir de los cuales las consecuencias sobre el clima son impredecibles.

A pesar de estos datos demoledores, aún hay sectores, los más ultraconservadores de la sociedad que, desgraciadamente, van teniendo más presencia en las instituciones, que se declaran negacionistas del cambio climático, llegando a afirmar “que se caliente un poquito más el planeta, evitará muertes por frío”, en un ejercicio de ignorancia sin complejos que dan vergüenza ajena. Un informe reciente de la Fundación Conama (Comisión Nacional del Medio Ambiente), titulado El camino hacia una nueva cultura de la gobernanza del agua, ante el hecho comprobado de que este año es el segundo invierno más seco de toda la serie histórica, reclama una gobernanza que fomente la gestión sostenible de este recurso vital y escaso para el ser humano, sobre todo a través de la reducción de la demanda.

Sin embargo, en la Región de Murcia, así como en el Oriente andaluz y el Levante alicantino seguimos anclados en el siglo XX, obviando el fenómeno del cambio climático y exigiendo agua de donde sea y como sea para mantener una agricultura intensiva y contaminante, a pesar de las advertencias de la comunidad científica. La reciente manifestación en Alicante de agricultores, políticos y empresarios de la derecha contra la decisión de aumentar el caudal ecológico del Tajo no es sino la demostración de que hay sectores que le dan la espalda a una evidencia, la necesidad de variar el modelo agrícola, por la simple supervivencia de este sector primario. Lejos de ello, continúan con su huida hacia adelante, sin calibrar las consecuencias de sus demandas, empezando por la destrucción del Mar Menor, víctima propiciatoria de la codicia de unos pocos, situación que ha empujado a otros sectores económicos que viven de la laguna, la pesca y el turismo, a rebelarse ante la inacción de la Comunidad Autónoma, a raíz de la aparición de miles de peces muertos, que presagian una muerte masiva como en 2021.

El negacionismo climático sólo puede agravar la situación, sobre todo si, como prevén las encuestas, los negacionistas aumentan sus cotas de poder. Aún estamos a tiempo de evitarlo.

Artículo que me publica hoy eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/negacionistas-climaticos_132_9011931.html?fbclid=IwAR14yOAIM8Nh1BcYopWWQj9GPtP8kwXUNoHSjdbNTBVB5vUhYq22L5jDgv0

lunes, 18 de marzo de 2019

¿EL FIN DE LOS TRASVASES?

Hace unos días, el Tribunal Supremo (TS) anuló varios artículos del Plan Hidrológico del Tajo, por considerar que ese plan no especifica los caudales ecológicos del río a su paso por Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina. Aunque, como era de esperar, esta sentencia ha levantado las iras de un sector de la sociedad murciana, alicantina y almeriense, tal vez hay que recordar que el caudal ecológico es, según la IPH (Instrucción de Planificación Hidrológica) aquel caudal "que contribuye a alcanzar el buen estado o buen potencial ecológico en los ríos o en las aguas de transición y mantiene, como mínimo, la vida piscícola que de manera natural habitaría o pudiera habitar en el río, así como su vegetación de ribera".

La sentencia del Tribunal Supremo que anula parte del Plan Hidrológico del Tajo le da la razón a los postulados de los ecologistas, en el sentido de que, en un contexto de cambio climático en el que nos encontramos, es del todo insostenible que se siga confiando en la política de trasvases para atender a las demandas de agua del Sureste y el Levante español, sobre todo cuando estas demandas no son para consumo de boca, sino para mantener el modelo intensivo de agricultura y el turismo de masas.
Sabido es que el trasvase extrae de la cabecera del Tajo prácticamente la mitad del agua que lleva el río en año y medio, y que tres cuartas partes de ese agua se utiliza para regadío. El cambio climático ha provocado que la cabecera reciba un 30% menos de agua en los últimos 10 años. Un estudio publicado en 2003 por la ONG ambientalista WWF ('Trasvase Tajo-Segura: Lecciones del pasado') recogió el impacto que supuso la construcción de esta obra faraónica y los impactos del uso continuado de la misma.
Así, en la cuenca donante se cita el efecto barrera para la fauna debido a los embalses y conducciones asociadas al trasvase, la reducción de caudales circulantes en el río Tajo durante todo el año, pero muy en particular en verano, el empeoramiento crítico de la calidad de las aguas del Tajo, el paso de especies piscícolas de unas cuencas a otras y la alteración de la dinámica fluvial que afecta tanto a parámetros físicos como a químicos.
Pero también afecta a la cuenca receptora, la del Segura, al producirse un incremento exponencial de las demandas de agua para agricultura y turismo, con las consabidas consecuencias fatales para el Mar Menor. Además, el trasvase también produce impactos socioeconómicos, como los desequilibrios territoriales, con el despoblamiento y envejecimiento de la población de los pueblos de la cuenca donante, largamente denunciados por los colectivos locales contrarios al trasvase.
El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, en un alarde de simplismo y populismo, se pregunta "si en España hay agua, una reserva hídrica suficiente, ¿cuál es el problema para que todos los españoles tengamos el agua que necesitamos?". El problema de base es que, en España, el 80% del agua se utiliza para riego, los acuíferos subterráneos están sobreexplotados y la superficie de cultivos dedicados al regadío superan los 3,7 millones de hectáreas, un 22% del área cultivada total, porcentaje que se eleva al 45% en la Región de Murcia.
La superficie de regadío en nuestro país ha aumentado en más de 700.000 hectáreas desde 1986 a la actualidad, al tiempo que el fenómeno de la desertificación se ha agravado en este periodo. Según un informe del propio Ministerio de Medio Ambiente (ahora de Transición Ecológica) publicado en 2016, el 80% del suelo de nuestro país está en riesgo de desertificarse, es decir, de perder la cubierta vegetal que prevenga la erosión, sobre todo en la Región de Murcia y Almería.
Frente a esto, la solución pasa por abandonar la política de trasvases y adaptarnos a la situación de aridez y escasez de agua, con el desarrollo de técnicas cada vez más avanzadas en la depuración de aguas residuales y desalación de agua de mar, con disminución progresiva de sus costes, mediante el uso de energías renovables.
El sueño iniciado en la Segunda República, construido durante el franquismo y puesto en funcionamiento en plena Transición parece tocar a su fin. Seguir pensando en los ríos como meros canales de riego, y en las cuencas como inmensas bolsas de agua que pueden trasvasarse de un lado a otro con vasos comunicantes, es reducir la función de nuestro ecosistemas fluviales a simples sistemas puestos al servicio del ser humano, sin importar las consecuencias ecológicas que ello conlleva, cuyos principales damnificados seremos nosotros mismos.
Artículo que me publica hoy eldiario.es:


jueves, 1 de noviembre de 2018

ANALFABETISMO HÍDRICO

Se acaba de aprobar en el Congreso, con el respaldo del PSOE, Unidos Podemos, PNV, ERC y Grupo Mixto -con Compromís y PDeCAT-, el informe de la Subcomisión de propuestas en política de aguas en el marco del cambio climático, órgano perteneciente a la Comisión de Agua y Cambio Climático, en el que se incluye la petición de que se "redimensionen" los trasvases, ante la perspectiva de un descenso en los caudales debido a este fenómeno que avanza de modo implacable, con gran indignación por parte del Partido Popular. Por su parte, el expresidente Garre, en precampaña electoral con su nuevo partido, ha calificado este dictamen de "ataque a la Comunidad de la Región de Murcia", en la línea de sus antiguos compañeros de filas. Sin embargo, estas actitudes denotan un total desconocimiento de la realidad climática actual y futura.
En julio del pasado año se publicó un estudio realizado a instancias del Ministerio de Transición Ecológica, 'Evaluación del impacto del cambio climático en los recursos hídricos y sequías en España', en el que se prevé un descenso en la disponibilidad del agua en los próximos decenios, disminuyendo hasta casi un 30% la escorrentía para el final de este siglo. Para abundar más aún en ese impacto, el sur y el sureste peninsular, según ese estudio, serán las regiones más afectadas por el cambio climático, con un mayor estrés hídrico, traducido en un descenso de hasta el 50% en las aportaciones hídricas de la cuenca del Segura, según las previsiones más pesimistas, y del 14%, las más optimistas, de aquí al año 2100.



Tanto el presidente López Miras como su portavoz Noelia Arroyo parecen ignorar las conclusiones de ese y otros estudios; sus declaraciones públicas son más propias de los negacionistas del cambio climático que de representantes públicos con responsabilidades políticas. El presidente y su consejera no tardaron en descalificar a los que, basados en evidencias científicas, ponen en duda la política de trasvases, opción que se ha verificado obsoleta y sólo aplicable a corto plazo, llegándoles a calificar de "analfabetos hídricos".
Cabría preguntarse quién hace gala de un mayor analfabetismo, si aquellos que siguen las recomendaciones y las previsiones de los expertos en la materia, o los que, poseídos por una especie de manía persecutoria, piensan que la cuestión se reduce a que unos cuantos, según ellos, anti-murcianos y radicales sólo buscan perjudicar a la Región de Murcia. No sólo eso, sino que la consejera Arroyo, en una vuelta de tuerca, afirma que el trasvase Tajo-Segura "es la infraestructura más eficaz que hay en España para luchar contra el cambio climático”, en una huida hacia adelante, comparable a pretender apagar un fuego con gasolina.
A la actitud cargada de sentido común de adelantarse a la situación de sequía y estrés hídrico, y proponer soluciones ambientalmente sostenibles, se antepone la visión cortoplacista del gobierno regional del PP murciano, quienes, con la venda en los ojos, continúan negando la evidencia, y actuando de la misma manera que ya hicieran desde los tiempos del 'Agua para todos'. Es necesario aplicar soluciones alternativas a los trasvases, que pasan por sustituir la gestión de la oferta del agua, como es exigir cada vez más caudal para continuar con el modelo económico insostenible vigente, en favor de la gestión de la demanda, tanto agraria como urbana e industrial, con un cambio en el modelo productivo hacia uno más sostenible y que no sólo busque el beneficio económico inmediato, sino el mantenimiento óptimo de los ecosistemas, apoyado por el uso de aguas desaladas obtenidas con energías limpias.






lunes, 28 de mayo de 2018

EL MEDIO AMBIENTE, REHÉN DEL GOBIERNO

El Gobierno de la Región de Murcia está promoviendo dos medidas que suponen un golpe al concepto de sostenibiidad como criterio principal para la toma decisiones políticas que tienen que ver con el medio ambiente. Por un lado, el viernes pasado, en el transcurso del Foro 'La Verdad'- Banco Sabadell, el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, anunció la tramitación de una Ley de Simplificación Administrativa para agilizar las evaluaciones y autorizaciones ambientales, con el objetivo, según él, de “apoyar a las empresas a ganar nuevos mercados, que allanen el camino para que puedan crecer y competir a escala global (…) desbloqueando aquellos expedientes que frenan la creación de puestos de trabajo y de riqueza”, usando el típico lenguaje que tan querido es por el neoliberalismo. Esta ley se ha redactado con el único apoyo de la patronal empresarial, verdaderos beneficiarios de unas medidas que facilitarían el desarrollo de proyectos empresariales que afectan al medio ambiente.
“La Ley de Simplificación Administrativa es el medio que tiene el Gobierno regional de allanar el camino para que las empresas que necesiten del preceptivo estudio de impacto ambiental estén libres de trabas legales y puedan actuar, en la práctica, sin impedimentos”
Para un cierto sector empresarial de nuestra región, el medio ambiente no es más que un obstáculo para sus fines, que no es otro que la obtención del máximo beneficio a costa del interés general. Se vio en el pasado, con los fallidos proyectos urbanísticos de Marina de Cope o el ahora investigado proyecto “Novo Carthago” (en el que están pendientes de procesamiento los exconsejeros Cerdá, Marqués y Bascuñana), y se comprueba con el proyectado macropuerto de El Gorguel: si se les dejara cancha libre, los espacios naturales serían pasto de cualquier proyecto faraónico que se les ocurriera, sin importar las consecuencias ambientales. La Ley de Simplificación Administrativa no es más que el medio que tiene el Gobierno regional de allanar el camino para que miles de empresas que pretenden realizar su actividad empresarial y necesiten del preceptivo estudio de impacto ambiental estén libres de trabas legales y puedan actuar, en la práctica, sin impedimentos.
La otra noticia que supone un jarro de agua fría a la sostenibilidad es la inminente firma del Pacto por el Agua entre PP, PSOE y Cs, acuerdo que incluye los calificados por López Miras como los “imprescindibles” trasvases, además de la desalación. Del PP y de Ciudadanos nos esperábamos esa postura, ya que para ellos eso del cambio climático y la escasez del agua es una falacia creada por sus enemigos para atacar al Gobierno. Pero que el PSOE se preste a esta maniobra viene a decirnos que todo vale para ganar votos, aunque sea contradiciendo a la presidenta de su propio partido, la exministra Narbona quien, en una reciente entrevista, abogaba de forma acertada por un cambio de actitud para dejar atrás “la política de la oferta” por una “mejor demanda de los recursos”, denunciando que la política del PP en materia de agua está basada en infraestructuras y trasvases, apelando a las recomendaciones de la Comisión Europea para mejorar la gestión de los recursos hídricos, al tiempo que propone realizar una auditoría en España “para conocer cuánta agua se utiliza, quién la paga y por cuánto”. Sabido es que la política trasvasista es un error, ya que actúa sobre un recurso, el agua, que, en un contexto de cambio climático como el que sufrimos, será cada vez más escaso.
Esa premura por aprobar estas dos medidas por parte del Gobierno de López Miras, una de ellas con la connivencia de los socialistas murcianos, está relacionada con el calendario de la presente legislatura. El posible triunfo de la moción de censura presentada en el Congreso por parte del PSOE como consecuencia de la reciente sentencia de la Gürtel podría trastocar los planes del PP en su política hidrológica, y la celebración de las elecciones autonómicas y municipales el año que viene les obliga a mover ficha para dejar atadas estas decisiones que podrían condicionar a un posible futuro gobierno de signo contrario al actual.
De nuevo el medio ambiente es rehén de las decisiones políticas del PP, y bien harían algunas formaciones políticas en pensar menos en términos de obtención de réditos electorales y más en el interés general, teniendo en cuenta la opinión de la comunidad científica.
Artículo publicado hoy en La Crónica del Pajarito:

jueves, 19 de abril de 2018

A VUELTAS CON LAS CRECIDAS DE LOS RIOS Y LOS TRASVASES

Una vez más, y tal y como ocurre cuando los ríos de las cuencas del norte de España van cargados de caudal, como consecuencia de las recientes lluvias y nevadas, en la Región de Murcia resurgen los comentarios acerca del “agua que el Ebro arroja al mar”, considerando los cauces de los ríos como simples tuberías que transportan agua de un sitio a otro, y obviando que las crecidas son una parte importante del ciclo fluvial. De nuevo hay que hacer pedagogía sobre las dinámicas de los ríos. Según la Fundación Nueva Cultura del Agua, las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, y también lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas de determinadas especies, como las algas que han proliferado en los últimos años en tantos cauces.
“López Miras pasa por alto que la construcción de una obra faraónica del calibre del trasvase Ebro-Segura sería económica y ambientalmente insostenible”
Cuando el presidente López Miras se alarma porque “el río Ebro ha arrojado al mar en solo doce horas los hectómetros cúbicos de agua que necesitamos en la Región para todo un año”, pasa por alto que la construcción de una obra faraónica del calibre del trasvase Ebro-Segura sería económica y ambientalmente insostenible. Se estima que el coste real de esta obra superaría los 23.000 millones de euros, con una financiación parcial por parte de la UE. Sin embargo, la propia administración europea ya advirtió en 2014 que la planificación hidrológica española no cumple con varias de las exigencias de la Directiva Marco de Agua, sobre todo en lo concerniente a la construcción de las nuevas presas necesarias para este objetivo, así como a la justificación de los costes, normalmente indicados a la baja.
En nuestro país, tras estos episodios de crecidas catastróficas, se suele apelar a soluciones tecnológicas, con la construcción de motas, embalses y diques, además de sacar a relucir de nuevo la famosa “interconexión de cuencas”, contemplando esta posible situación de una manera a menudo simplista. Los especialistas advierten continuamente de las consecuencias ambientales y sociales de la realización de los grandes trasvases, debidas a la construcción de embalses y de conducciones. España ya cuenta con 1.225 grandes embalses, somos el quinto país del mundo con más infraestructuras de este tipo y el primero de la UE, y nuestros sistemas fluviales son de los más regulados del mundo. La interconexión de cuencas necesitaría aún de más infraestructuras.
La construcción de nuevos embalses supondría la desaparición de todo lo que queda dentro del vaso del embalse, incluido el desplazamiento forzoso de la población de la zona, y el impacto generado sobre el ecosistema fluvial, debido a la alteración importante en el régimen de caudales del río aguas abajo, con la pérdida de biodiversidad. Por su parte, la construcción de conducciones implicaría un efecto barrera para la fauna terrestre, impidiendo el tránsito natural de las especies de un lugar a otro; además, se produciría la introducción de especies alóctonas en las cuencas receptoras, produciendo desequilibrios ecológicos importantes.
La llegada de más agua de otras cuencas a la Región de Murcia, viendo los antecedentes, implicará un incremento insostenible en la demanda de los recursos hídricos, asociado al aumento de los regadíos y propiciará aún más la sobreproducción de productos agrícolas destinados a la exportación que únicamente favorecen a los grandes grupos empresariales, frente a los pequeños agricultores, sobre todo los que usan prácticas agroecológicas.
Por otro lado, las consecuencias catastróficas de las inundaciones son debidas, casi siempre, al hecho de haber ignorado el espacio modelado por las crecidas, habiendo permitido las distintas administraciones la construcción de bloques de viviendas, granjas, escuelas, polideportivos, industrias, garajes y todo tipo de infraestructuras en las zonas inundables de los ríos. Se calcula que en España hay más de 50.000 construcciones ilegales en el dominio público hidráulico, y que más de 700.000 españoles viven en zonas de riesgo de inundación.
Frente a esta situación, el sentido común nos dicta que, en un contexto de cambio climático, la manera de gestionar nuestros ríos de forma sostenible pasa por varias medidas, ampliamente repetidas por expertos ecólogos, partidos verdes y organizaciones ecologistas: aplicar una adecuada gestión de la demanda de agua, frente a la gestión de la oferta; respetar a los ríos, su función, su territorio y su dinámica; potenciar el uso de las desaladoras ya construidas, invirtiendo en investigación para la utilización de fuentes renovables de energía para la producción y distribución de agua desalada a un menor precio; y, sobre todo, es urgente un cambio en el modelo productivo agrícola, para salir de los procedimientos industriales, intensivos y contaminantes actuales.
Artículo publicado en La Crónica del Pajarito:

martes, 24 de octubre de 2017

EL PRESIDENTE NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Fuente: La Verdad
El presidente López Miras debería revisar lo que le dictan sus asesores a la hora de hacer declaraciones públicas, pues cada vez que abre la boca suelta unas perlas que denotan, o bien improvisación, o bien una ignorancia supina sobre los temas que maneja. A menos que todo esto sea de cosecha propia, lo que es más grave aún.
Empezó allá por el pasado mes de mayo, recién iniciada su andadura como presidente de la Región de Murcia cuando, subido a un barco cual conquistador oteando sus posesiones, mientras paseaba por la laguna costera, declaró sin sonrojarse que el Mar Menor "ha recuperado la transparencia de hace 20 años”, sólo llevado por el afán de salvar la temporada de verano que se avecinaba, aunque fuera a costa de mentir descaradamente sobre la situación real de la laguna, como se comprobó más tarde. En septiembre, el fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo, Miguel Eduardo de Mata, en el marco de la investigación que se está realizando por la contaminación de la laguna salada, remarcó que esa situación suponía “un peligro de muerte de la vida animal y vegetal”, por lo que la Fiscalía General no descarta iniciar diligencias por delito ecológico, desmontando de un plumazo el argumento de López Miras.
“López Miras debería dejarse asesorar por los expertos que tiene a mano, los del Comité Científico sobre el Mar Menor o, al menos, estudiarse los informes del propio ministerio”
Ante la protesta continuada de las asociaciones de defensa del Mar Menor, hace unos días el presidente nos regaló con el anuncio de una medida que ha desencadenado la reacción de muchos de los miembros del Comité Científico que asesora a la Comunidad Autónoma en materia de conservación de la laguna, algunos de los cuales llevan décadas estudiando este ecosistema. López Miras, no sabemos si fruto de una ocurrencia suya o asesorado por alguna mente ajena, insinuó en la Asamblea Regional que se dragaría la zona de las Encañizadas, con lo que aumentaría la conectividad entre la laguna y el Mediterráneo, para “aportar vida” al Mar Menor. Sólo puede explicarse esta propuesta por el alto nivel de desconocimiento del funcionamiento del ecosistema marmenorense que ostenta el presidente, pues fue automáticamente replicado por una serie de profesoras y profesores universitarios del Comité Científico con datos sobre las consecuencias funestas que conllevaría la aplicación de tal medida, como el descenso de la salinidad de la laguna o la salida de agua al Mediterráneo cargada de nitratos, lo que afectaría tanto a la fauna y flora lagunar como a las praderas de posidonia más allá de la barra arenosa.
Las últimas declaraciones con las que nos ha deleitado el presidente hacen referencia, una vez más, a los trasvases. Insiste López Miras en hablar del agua que los ríos “arrojan al mar”, como si no fuera algo natural e inherente a los cursos de agua desembocar en las costas, aportando nutrientes para las pesquerías como las anchoas y las sardinas, y sedimentos que alimentarán las playas. También califica de “coyuntural” la sequía que padecen las cuencas españolas, como si no se supiera que la escasez de agua será algo cada vez más frecuente, debido principalmente al cambio climático, cuyas consecuencias ya estamos sufriendo, sobre todo en la región mediterránea. Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en el último boletín hidrológico publicado el 10 de octubre, la reserva de agua en nuestro país era de 21.227 hm3, cerca de un 38% de la capacidad total, y el 90% de los grandes embalses están por debajo de su reserva habitual. Pretender que otras cuencas deficitarias suministren agua a la cuenca del Segura para mantener una agricultura intensiva e insostenible es de una gran irresponsabilidad, y denota cierto egoísmo, además de que el presidente, con esas peticiones de trasvases, demuestra, no sabemos si de forma premeditada o no, una gran ignorancia en la materia. Sólo el electoralismo puede llevar a López Miras a seguir con este “agua para todos” que ahora recupera, y que tanto rédito supuso para el PP murciano en el pasado.
Parafraseando el título de la famosa novela de García Márquez, el presidente no tiene quien le escriba las declaraciones públicas, al menos de forma correcta, por lo que debería dejarse asesorar por los expertos que tiene a mano, los del Comité Científico sobre el Mar Menor o, al menos, estudiarse los informes que el propio ministerio saca a la luz.
Artículo publicado hoy en La Crónica del Pajarito:

miércoles, 21 de junio de 2017

EL CAMBIO CLIMÁTICO NOS IMPONE SUS CONDICIONES

Recién entrados en el verano, algunos datos nos confirman que el cambio climático está aquí para quedarse. Las sucesivas olas de calor que asolan nuestro país, el comienzo de la temporada de incendios, inaugurada con el terrible incendio que ha sufrido Portugal, la falta de agua en el sureste para la agricultura, son signos que nos indican que, año tras año, las consecuencias del fenómeno ambiental de dimensión global por antonomasia son cada vez más graves, pero nuestros gobernantes aún no se han dado por enterados.
Según los expertos, las crecientes olas de calor que sufrimos son debidas a la cada vez menor diferencia de temperatura entre el Ecuador y el Polo Norte, por lo que son atraídos hacia Europa masas de aire del norte de África, aire seco y muy cálido. Nuestra región es la zona más sensible a estas olas de calor, asociadas a periodos prolongados de sequía y ausencia de precipitaciones. Está comprobado que el Ártico está cada vez más caliente. Sin ir más lejos, se ha recopilado la evolución de las temperaturas en el Ártico entre 1958 y 2016. En diciembre de 2016 se observó una anomalía en el Polo Norte, por el que esta región está 20ºC más caliente de lo que debería en esa época del año. La subida de las temperaturas por encima del punto de congelación hace que el hielo ártico se derrita, que se acelere la emisión del metano encerrado durante milenios en el permafrost, capa permanentemente helada, hasta ahora, gas que tiene un efecto invernadero 23 veces más elevado que el CO2, por lo que entramos en una espiral de aumento de emisiones, agravamiento del calentamiento global y mayor frecuencia de olas de calor.
“El modelo agrícola intensivo en nuestra región es demandante de cantidades ingentes de agua, y dependiente de un trasvase de una cuenca, la del Tajo, cada vez con mayor escasez de caudal”
En cuanto a la escasez de agua, asistimos día tras día a la falta de imaginación del sector agrícola, volviendo a a reclamar agua de donde sea y como sea, apoyados por el partido que gobierna en la Región de Murcia desde hace 22 años, que prometió, en un ejercicio de populismo irresponsable, que los agricultores murcianos tendrán agua “para siempre”, llegando a definirse nuestro flamante presidente como “trasvasista”, e ignorando, no sé si de forma premeditada, que la escasez de agua será algo con lo que tendremos que convivir a partir de ahora. El modelo agrícola intensivo que se practica en nuestra región, con productos que van destinados principalmente a la exportación, es demandante de cantidades ingentes de agua, y dependiente de un trasvase de agua de una cuenca, la del Tajo, que está cada vez en condiciones de mayor escasez de caudal. Los embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía), origen del trasvase Tajo-Segura, se sitúan en el 15% de su capacidad total y por debajo del umbral mínimo no trasvasable. Seguir reclamando agua de donde no hay es de una gran irresponsabilidad.
¿Y qué soluciones se barajan ante los problemas que sufrimos? Según los expertos, la prevención de los incendios forestales a medio y largo plazo pasa por la reactivación del mundo rural, mejor modo de garantizar la correcta conservación de los bosques, con la ganadería extensiva como método natural de limpieza de montes, con una política silvícola que apueste por especies arbóreas autóctonas, huyendo de las especies de crecimiento rápido, elegidas para su aprovechamiento económico, pero de gran capacidad combustible. En cuanto al problema del agua, según la Fundación Nueva Cultura del Agua, se impone un cambio de modelo productivo agrícola y turístico, con la gestión de la demanda como medio para adecuar las actividades económicas a la disponibilidad de agua, y no al revés, como se ha ido haciendo hasta ahora, al tiempo que se declare una moratoria para todos los proyectos planteados de consolidación y ampliación de regadíos, de acuerdo a lo establecido por la Directiva Marco del Agua.
De nuestra adaptación a las nuevas condiciones que nos impone el cambio climático dependerá nuestro desarrollo futuro, que tiene que ir unido indefectiblemente a la toma en consideración de los límites ambientales que nos pone la Naturaleza. Ir en contra de esas condiciones es condenarnos a que la situación se agrave en un futuro próximo, siendo cada vez más difícil la solución.
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martes, 4 de abril de 2017

LA FALTA DE AGUA, SÍNTOMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Los últimos datos parece que confirman lo que ya se sabe. Los embalses españoles se encontraban al final del mes de marzo al 59,1% de su capacidad, a pesar de las últimas precipitaciones en casi toda la península, cantidades de agua muy inferiores a los valores normales en estas fechas, con 14 puntos porcentuales por debajo de la media de los últimos cinco años. Estos datos son debidos, sin duda, entre otras cosas, al cambio climático, a pesar de la negación del origen antrópico de la aceleración de este fenómeno por parte de algunos sectores, cuyos efectos se van a traducir en la conversión de nuestro país en general y de nuestra región en particular en una zona azotada por las sequías con cada vez mayor frecuencia.
Una de las zonas afectadas es la cabecera del Tajo, los embalses de Entrepeñas y Buendía que, actualmente, sólo almacenan menos del 18% de su capacidad total. A pesar de ello, desde las instituciones de la Región de Murcia, con el “investigado” Pedro Antonio Sánchez a la cabeza, secundado por el Sindicato Central de Regantes, celebraron el pasado 31 de marzo los 38 años de existencia del trasvase Tajo-Segura, reclamando la continuidad de esta obra faraónica que, en la época de su construcción, en los años setenta del siglo pasado, tal vez tenía su razón de ser, sobre todo porque se desconocía los efectos del cambio climático y las consecuencias de los grandes trasvases, pero que, en pleno siglo XXI, está demostrando estar condenada, en mi opinión, y en la de los principales grupos ecologistas, a una creciente inoperancia.
"Cuando, desde la Región de Murcia, se afirma alegremente que en el resto de España no falta agua, se ignora a sabiendas que los embalses españoles están cada vez más secos"
Cuando, desde la Región de Murcia, se reclama “solidaridad” con las regiones secas, se olvida que las regiones “cedentes” de agua están sufriendo también los efectos del cambio climático. Cuando se apela a los regadíos como fuente de crecimiento económico y riqueza, se olvida que este crecimiento ha dado como resultado efectos colaterales indeseables, como la degradación tal vez irreversible del Mar Menor, así como el impulso de un tipo de agricultura intensiva basada en pesticidas y fertilizantes derivados del petróleo que, además de afectar a la salud, agrava las emisiones de CO2. Cuando se afirma alegremente que “en el resto de España no falta agua”, se ignora a sabiendas que los embalses españoles están cada vez más secos. Cuando se continúa reclamando desde el recién creado Círculo por el Agua, que agrupa a los regantes de Murcia, Alicante y Almería, más agua para estas provincias, se obvia que la falta de este elemento marcará el devenir del presente siglo, hablándose incluso de una futura “guerra del agua”.


Lo que está claro es que la tendencia de los últimos años nos hace pensar que el problema de la falta de agua no sólo está lejos de solucionarse, sino que aún puede agravarse. El aumento, año tras año, de la temperatura media del planeta afecta al funcionamiento general del clima, produciéndose un menor régimen pluviométrico en determinadas regiones, como la nuestra; por otro lado, la alternancia de periodos de sequía con inundaciones puede provocar la contaminación del agua, según un reciente estudio publicado en la Universidad de Kansas.
Desde la Ecología Política venimos reclamando desde hace años que se articulen medidas para luchar contra el cambio climático, pero no parece que los gobiernos sigan este consejo. Cuanto antes nos adaptemos a la nueva situación de escasez de agua, menos traumática será la transición ecológica de la economía, es decir, el paso de una economía basada en los combustibles fósiles, generadora de emisiones de CO2 y agravante del cambio climático, a una economía basada en las energías renovables, el consumo responsable y el empleo verde, que tenga en cuenta los límites biofísicos del planeta.
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lunes, 20 de marzo de 2017

LOS RÍOS COMO SUJETOS DE DERECHO

Una noticia ha pasado desapercibida entre la avalancha de corrupciones políticas (en las que la Región de Murcia ha sido una de las tristes protagonistas), elecciones en países europeos (como en Holanda donde, por cierto, los verdes han experimentado una subida espectacular) o la última pifia del presidente Trump. Resulta que, por primera vez en el mundo, un río neozelandés, el Whanganui, ha sido reconocido como sujeto de derecho, al serle otorgada la personalidad jurídica. Es decir que, a partir de ahora, podrá ser representado en un juicio, podrá denunciar a través de representantes legales a todas aquellas personas o empresas que pretendan atentar contra él; y este río (el tercero en longitud del archipiélago) será reconocido como un ente completo, desde su nacimiento hasta su desembocadura, afluentes incluidos. Esto está relacionado además con el hecho de que los maoríes, los indígenas de Nueva Zelanda, llevaban 160 años pidiendo el reconocimiento del río como una entidad viva.
“Frente a la consideración del río como un ser vivo íntegro por los maoríes, el ser humano occidental le niega esa condición, reclamando “agua de donde sobra a donde falta” y considerando que los ríos “tiran el agua al mar”, entre otras lindezas”
Qué diferente al tratamiento que han recibido y reciben en España los ríos. Se les fragmenta con multitud de embalses, rompiendo sus características ecológicas como un continuo, se trasvasa agua de una cuenca a otra sin ningún miramiento, causando multitud de impactos, desde el paisajístico, con la construcción de enormes muros de hormigón, hasta la modificación del proceso natural de erosión y transporte de sedimentos, el régimen de caudales y la calidad del agua, la obstaculización del movimiento natural de la flora y la fauna autóctonas y el aceleramiento de la adaptación de especies exóticas. Cada comunidad autónoma por la que discurren se cree con derechos adquiridos sobre la porción de río que les toca, entrando continuamente en conflicto con la región adyacente o el país vecino por el uso del agua. Pero lo más flagrante es el hecho de que, en nuestro país, se tiene una concepción materialista y economicista de los ríos, siendo tratados como meros recursos naturales, es decir, como fuentes de riqueza, al extraer agua de ellos como si de simples canales de riego se tratara, además de ser canalizados, desprovistos de su vegetación de ribera y ser objeto de vertidos contaminantes, entre otros.
La concepción que de los ríos tenemos en el mundo occidental en general, y en España en particular, está directamente asociada con el hecho de que nuestra especie, al menos en nuestro entorno más inmediato, se ha alejado de la naturaleza, perdiendo nuestra relación íntima con este tipo de ecosistemas. Frente a la consideración del río como un ser vivo íntegro por parte de los maoríes, el ser humano occidental le niega esa condición, reclamando “agua de donde sobra a donde falta” y considerando que los ríos “tiran el agua al mar”, entre otras lindezas.
"Ignorar a los ríos y zonas húmedas, o maltratarlos, puede acarrear consecuencias indeseables difíciles de calibrar"
A la apreciación de los ríos como sujetos de derecho se suma, últimamente, la consideración, por parte de algunos tribunales, de los grandes simios como “personas no humanas”, es decir, también merecedores de derechos y deberes, por ser seres inteligentes y sensibles que merecen un respeto, actitud que se ha perdido en la civilización moderna, pero no en pueblos milenarios como los indígenas amazónicos. Algo está cambiando, desde luego.
Estos hechos nos deben hacer reflexionar sobre cómo en Occidente, al contrario que en las culturas más antiguas, más conectadas con la naturaleza, no somos conscientes de los servicios que nos brindan los ecosistemas fluviales, como ser fuente de alimentos, de conocimientos científicos, de energías renovables, de fertilidad del suelo, de biodiversidad, etc., además del disfrute estético que nos ofrecen. Ignorar a los ríos y zonas húmedas, o maltratarlos, puede acarrear consecuencias indeseables difíciles de calibrar, cosa que culturas como la maorí entienden perfectamente, y de los que deberíamos aprender.
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domingo, 18 de septiembre de 2016

LOS TRASVASES, UNA MEDIDA OBSOLETA


Este viernes se reúne el presidente de la CARM, Pedro Antonio Sánchez, con la ministra Tejerina, acompañado del presidente de la CROEM, Jose María Albarracín, que también lo es de la Mesa del Agua, representantes del Sindicato Central de Regantes y la consejera del ramo, Adela Martínez-Cachá, para tratar el asunto del agua en la Región de Murcia. Y lo hace en un momento en que vuelve a salir a la palestra el eterno tema de la falta de agua en nuestra región, tras meses de sequía.
Tal vez es el momento de recordar algunos extremos relacionados con este tema. Es frecuente el posicionamiento en los medios comunicación regionales de personas que defienden los trasvases como única solución a la escasez de agua, con los argumentos falaces de que “hay que traer agua de donde sobra a donde falta” y que “el Ebro tira al mar millones de metros cúbicos de agua cada año”. Esa concepción de los trasvases se basa en considerar a los ríos como meros canales de riego, obviando que son ecosistemas complejos, en cuya evolución se incluyen las crecidas, fenómenos naturales que favorecen la fertilización de las riberas y las vegas adyacentes al cauce, además de que, tal y como explica Alfredo Ollero, profesor de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza, es el mecanismo que tiene el río para limpiar periódicamente su propio cauce, cauce que sirve para transportar agua, sedimentos y seres vivos, y con su propia morfología, diseñada por sí mismo, y con la ayuda de la vegetación de ribera, es capaz de auto-regular sus excesos, sus crecidas. Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, y también lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas de determinadas especies, como las algas que han proliferado en los últimos años en tantos cauces. Cuantas más crecidas disfruten, mejor estarán nuestros ríos.
“La función primigenia de un río es desaguar el agua que cae en su cuenca, como un sistema de drenaje natural”
En cuanto al agua que desemboca en los mares, y no quese tira, la función primigenia de un río es desaguar el agua que cae en su cuenca, como un sistema de drenaje natural. Asimismo, ese agua dulce que llega al mar cargada de sedimentos desempeña un papel importante en el mantenimiento de otros ecosistemas que, además de su importancia ecológica, tienen un aprovechamiento económico. Así, el delta del Ebro es lugar donde conviven el cultivo de arroz, el marisco y la pesca, del que dependen 60.000 personas. Esos sedimentos son los que nutren de arena a las playas, que también son aprovechadas por el turismo. Como se ve, todo está interconectado.
Los trasvases procedentes de otros ríos, como el Tajo, deben ser el último recurso para abastecer de agua la cuenca del Segura. Numerosas asociaciones conservacionistas, así como la Fundación Nueva Cultura del Agua, consideran que los trasvases son económicamente gravosos, ambientalmente insostenibles, ya que favorecen el traspaso de especies invasoras de una cuenca a otra, además de poner en peligro el mantenimiento óptimo desde el punto de vista ecológico de las cuencas “donantes” y necesitar de multitud de embalses para su funcionamiento, desvirtuando la dinámica natural de los ríos. Los trasvases producen un efecto perverso, como es estimular aquellas actividades económicas que demandan una gran cantidad de agua, como ha pasado en la Región de Murcia, con la multiplicación de regadíos (muy por encima de lo planificado inicialmente) y las infraestructuras turísticas, con los efectos colaterales indeseables que sufrimos, como la degradación del Mar Menor.
Por último, hay otro factor, no menos importante, que hace que los trasvases sean inviables a medio plazo. Me refiero al cambio climático, causa de los periodos cada vez más prolongados de sequía, y razón suficiente para cambiar la visión cortoplacista de demanda de agua a toda costa procedente de otras cuencas, que también sufren los efectos de este fenómeno, por la búsqueda de otras soluciones, que pasan por el cese de las nuevas roturaciones y de la sobreexplotación de los acuíferos, el desarrollo de estrategias de modernización de redes urbanas, con la reutilización de los retornos urbanos, aplicación de medidas de gestión de la demanda, potenciación de la desalación movida por energías renovables y la apertura de un programa de reconversión del regadío, retirando las hectáreas menos rentables, siendo sustituidas progresivamente por explotaciones agroecológicas, de mayor valor añadido y generadoras de menores impactos.
Todo ello para empezar a considerar a los ríos no como recursos a nuestra disposición, sino como ecosistemas que nos prestan servicios ambientales y que debemos preservar.
Artículo publicado en La Crónica del Pajarito: