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sábado, 5 de mayo de 2018

MAYO DEL 68, 15M, DOS ANHELOS AÚN POR ALCANZAR

El 22 de marzo de 1968, un centenar de estudiantes de la Universidad de Nanterre, una localidad situada a una docena de kilómetros al noroeste de Paris, pertenecientes casi todos ellos a grupos anarquistas e izquierdistas, entre ellos un tal Daniel Cohn-Bendit, ocuparon el edificio administrativo de la Universidad, como protesta ante la falta de perspectivas y la denuncia de una sociedad tradicional, consumista y jerárquica. Esa acción a priori banal encendió la mecha de un hecho que marcaría la historia reciente de Francia y daría la vuelta a los conceptos hasta entonces asumidos, con el rechazo al orden establecido, el cuestionamiento de la autoridad y la sed de libertad.
“El 15-M fue un movimiento de indignación, pacífico y sin episodios de violencia, y, como el mayo francés, a este movimiento le ha seguido el periodo de mayor conservadurismo de la historia reciente en nuestro país, que aún sufrimos”
Tras un mes de asambleas y huelgas en la Universidad de Nanterre, el movimiento estudiantil se traslada a Paris y a la Sorbona, donde, entre otras cosas, se reivindica la reestructuración del sistema educativo. El viernes 3 de mayo, la serie de movilizaciones y ocupaciones hacen que el rector de La Sorbona decida cerrar la Universidad y enviar a la policía para desalojar a los estudiantes rebeldes. Lo que en principio creían iba a ser una operación sencilla se le complica a la policía de Paris, al utilizar ésta la violencia de forma indiscriminada y no contar con la respuesta masiva de los estudiantes, que comienzan a “buscar la playa bajo los adoquines”, como reza uno de los lemas más famosos de este movimiento, y utilizar éstos como armas defensivas ante el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la Gendarmería. El viernes 10 de mayo se levantan las primeras barricadas, y se desencadena la batalla campal, con cientos de heridos en ambos bandos y multitud de detenidos entre el colectivo estudiantil. El 14 de mayo, las huelgas se trasladan a las fábricas, paralizando el país, con 20 millones de huelguistas que reclaman aumentos salariales y mejoras en las condiciones laborales.
La expulsión del líder estudiantil Cohn-Bendit a Alemania por parte del ministro del Interior refuerza la lucha callejera, pero se activa la reacción de los sectores conservadores de la sociedad francesa, con una masiva manifestación de apoyo al presidente De Gaulle el 30 de mayo en los Campos Elíseos y la aceptación por parte del colectivo obrero de un aumento salarial (los acuerdo de Grenelle). Durante el mes de junio, el movimiento de protesta va agonizando poco a poco, y el 14 de junio se produce el desalojo del Teatro del Odeón, sede ocupada por los estudiantes en ese mes de mayo. Quince días después, las elecciones legislativas dan a De Gaulle y a la derecha la victoria por amplia mayoría, acabando así con ese movimiento que marcó a toda una generación.
Hasta aquí el relato de los hechos. A pesar de la corta duración de este movimiento, el mayo 68 supuso un giro copernicano en aspectos como la sexualidad, la ecología, el pacifismo, la libertad de expresión o el feminismo, abriendo la mente a los jóvenes de entonces, que fueron los adultos de las décadas siguientes. Sin embargo, el mundo que ese movimiento preconizaba no ha llegado aún. Todos los analistas coinciden en afirmar que, a pesar de sus buenas intenciones, la sociedad que salió de ese trance fue más individualista, adicta al hiperconsumismo y, en última instancia, es una generación conformista que se ha adaptado al neoliberalismo que, a partir de los años 80, impera en Europa, llegando al extremo del auge de la extrema derecha en el continente europeo.
Es inevitable trazar un paralelismo con nuestro mayo particular, el del año 2011. El 15-M fue también un movimiento de indignación, éste pacífico y sin episodios de violencia, y, como el mayo francés, a este movimiento le ha seguido el periodo de mayor conservadurismo de la historia reciente en nuestro país, que aún sufrimos, con la aprobación de leyes represoras (la ley Mordaza), un sistema educativo que disminuye la igualdad de oportunidades y reduce la inversión en educación pública (la LOMCE), una sanidad pública con falta de recursos, mientras se potencia al sector privado, el arrinconamiento de las cuestiones ambientales por parte del gobierno, la inacción en cuestiones como la violencia de género, la pobreza o los desahucios y una sociedad más empobrecida mientras los ricos son cada vez más ricos.
50 años después de los acontecimientos del mayo 68, y siete años después del 15-M, tenemos aún pendiente hacer realidad los anhelos que surgieron de estos movimientos, a través de los lemas como “la imaginación al poder”, “seamos realistas, pidamos lo imposible”, “lo llaman democracia y no lo es”, o “error del sistema, reinicie, por favor”.
Artículo publicado hoy en La Crónica del Pajarito:

miércoles, 28 de septiembre de 2016

EQUO, UNA MIRADA RADICAL


El pasado 4 de junio se cumplieron 5 años de la fundación de EQUO, coincidiendo con las acampadas en las plazas de las principales ciudades españolas, en las que se reclamaba una democracia más participativa y un cambio de modelo en nuestro país, reflejando el hartazgo de la sociedad ante los chanchullos de la clase política y dando lugar al movimiento más potente en los últimos 30 años, lo que se conoce como el 15M. En ese acto de aparición de EQUO nos reunimos personas procedentes de más de 30 partidos verdes que andábamos dispersos y atomizados en los diversos territorios, algunos tan pequeños que no superaban el ámbito municipal o comarcal, otros con un área de actuación más amplia, como algunas comunidades autónomas. 

Conviene recordar que esa unión en torno a un solo partido no hubiera sido posible sin las acciones previas que buscaban esa unidad a partir de 2008, con el llamado Movimiento de Hondarribia, donde los partidos verdes del norte de España (Aragón, Asturias, Euskadi, Navarra y Segovia) realizaron una serie de reuniones para alcanzar la tan ansiada confluencia, formándose la Coordinadora Verde, que tuvo como primeros co-portavoces a Florent Marcellesi y Sonia Ortiga, y como primera actividad de cara a la sociedad, la organización y celebración de las primeras Univerdes (Huesca 2009 y Beire 2010). A ese germen inicial se fueron sumando otros partidos verdes de todo el estado. La iniciativa de Juan López de Uralde de crear un partido verde de ámbito estatal, EQUO, fue la guinda que faltaba para que cristalizara la unión, a partir del trabajo ímprobo de los firmantes de la Declaración de Hondarribia. A este primer impulso se han ido sumando personas que, desde el compromiso y con un trabajo a menudo callado, han ido construyendo en estos años el partido en todo el territorio.

En el ADN, tanto de EQUO como antes de los partidos verdes, y creo que ahí radica la diferencia con otras fuerzas autodenominadas “de cambio”, está la visión anti-productivista de la sociedad, es decir, que se huye de la búsqueda del crecimiento económico -traducido en el aumento del PIB y del consumo- como remedio a la crisis, constituyendo la base de la Ecología Política, la más novedosa y rompedora de las ideologías de los últimos 50 años. La asunción de la existencia del pico del petróleo y del agotamiento de los recursos en un planeta finito son otras de las premisas que deben marcar las propuestas políticas de un partido verde, junto con la defensa de la democracia radical y de los derechos humanos.

Aplicando la radicalidad democrática que nos caracteriza, hemos elegido la confluencia con otras fuerzas políticas como herramienta para alcanzar las instituciones, con un cierto éxito. Como se suele argumentar, seguramente no se habría llegado a tener representación en el Congreso o en el Parlamento vasco si hubiéramos elegido otra vía. Sin embargo, nuestra posición subordinada en la coalición hace que suframos un cierto desasosiego y frustración al comprobar que nuestros compañeros de viaje a menudo no comparten la visión que, desde un partido verde, se tiene del mundo. Así, según el responsable económico de Podemos, Nacho Álvarez, España podría crecer, muy por encima del 4%, hasta un 4,5% del PIB en el mejor de los escenarios, de modo que el crecimiento de España superaría al de los años en los que se infló la burbuja inmobiliaria en España durante los Gobiernos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. 

Por otro lado, es palpable la ambigüedad en la posición, tanto de Podemos como de IU, con respecto a la minería del carbón, principal causante de las emisiones de CO2 de nuestro país. Ambas formaciones apoyan la protección de la actividad minera, utilizando además carbón nacional, menos eficiente y más contaminante, en un intento de ganar votos entre el sector minero de las cuencas del norte de España. También la apelación a un aumento del consumo interno como modo de crear riqueza es un mensaje que los líderes de Podemos han repetido a menudo.

Estos son sólo tres ejemplos de la situación, al menos incómoda, a la que debe enfrentarse EQUO en su viaje conjunto con Podemos e IU. La postura a veces claramente contraria a los postulados de la Ecología Política de la coalición Unidos Podemos deja a EQUO en una posición de debilidad, pues se ve incapaz de imponer sus criterios, más allá de una nota de protesta, y deja al descubierto la posición subordinada del partido verde frente a sus compañeros de viaje. Para evitar eso, se debe hacer hincapié en una estrategia de comunicación potente donde la sociedad perciba las posturas y propuestas de EQUO, aunque choquen con el posicionamiento oficial de la coalición. Sólo así se pondrán sobre la mesa los temas que nos interesan.

Tal vez se puede argumentar que debemos ceder en algunos aspectos para conseguir alcanzar el poder y, una vez conseguido, aplicar las medidas oportunas. Sin embargo, yo abogo por una vuelta a las raíces de EQUO, es decir, por volver a las premisas iniciales que ilusionaron a tantas personas y que movieron a la creación de ese espacio huérfano en el panorama político español durante muchos años, el espacio verde. Esas premisas que se basan en una economía en beneficio del planeta, de las personas, de terceros países que son presa de la explotación por parte del primer mundo, una economía que cuestione el dogma del crecimiento y del aumento del PIB, que asuma el agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático y que proponga acciones para revertirlos. Apuesto por un EQUO más radical, para que sí me represente, al contrario del famoso lema del 15M.

Artículo aparecido hoy en el blog "Verdes y Libertarias":



lunes, 11 de abril de 2016

EL 15M A LA FRANCESA


Desde el 31 de marzo pasado, los nietos del mayo 68 han puesto en marcha el movimiento Nuit Debout (“noche en pie”), primero en la capital, en la emblemática Plaza de la República, su particular Puerta del Sol, extendiéndose después a otras ciudades, como Nantes, Lyon, Strasbourg, Rennes o Toulouse, entre otras muchas. Este movimiento, inspirado en el 15M español y prácticamente ignorado por los medios de comunicación de nuestro país, ha nacido como una confluencia de ciudadanos comprometidos para unirse y manifestar el hartazgo de la política gubernamental.
La ocupación de la plaza de la República se inició a raíz de una manifestación contra la Ley El-Khomri, apellido de la ministra socialista de trabajo, cuya reforma laboral de corte neoliberal pretende hacer retroceder los derechos laborales a un estado que atenta contra los trabajadores y trabajadoras francesas (aumento de la jornada laboral hasta las 60 horas semanales en situaciones especiales, despidos de forma unilateral por parte de la empresa, etc.), en la línea de la reforma española. Y ya sabemos que, en Francia, cualquier ataque a los derechos fundamentales es fuertemente contestado por la sociedad gala.
Nuit Debout nace a raíz dell ataque a los derechos fundamentales de una reforma laboral de corte neoliberal similar a la española
Las reivindicaciones del movimiento Nuit Debout son muy amplias, yendo desde la petición de un salario vitalicio, la democracia por sorteo, la mejora de los derechos del colectivo LGTB o la solución al problema de los refugiados, hasta la resolución de los problemas de vivienda o un mejor acceso a la agricultura ecológica. En resumen, un cambio de sistema y una refundación democrática de Francia, tal y como ocurrió en 2011 en nuestro país. Este movimiento es también una reacción al ascenso de la extrema derecha en Francia, que goza de los mejores resultados obtenidos por Marine Le Pen en unas elecciones en la historia reciente.
La dificultad a la que se enfrenta el movimiento Nuit Debout es ver de qué manera se traduce esto en un cambio real de la sociedad. Una de las vías es, a imagen de nuestro país, la traslación a la política institucional de esa indignación a través de partidos legalmente constituidos. En Francia, ese partido se encarna en En Marche!, movimiento político definido como “ni de derechas, ni de izquierdas”, “cuya adhesión es gratuita”, que pretende recoger la indignación de la calle, promovido por el joven ministro de Economía Emmanuel Macron quien, el miércoles 6 de abril, anunciaba su creación con el objetivo de “encontrar nuevas soluciones” y “desbloquear Francia”. Sin embargo, no son pocas las voces que creen que es solamente una plataforma política usada por Macron para saltar a las elecciones presidenciales de 2017.
La otra vía posible es la del alterglobalización o altermundialización, movimiento alternativo que, con el lema “cambiar el mundo sin tomar el poder”, pretende influir como sociedad civil fuera del juego político institucionalizado, sin jerarquías y conectados en red, por medio de acciones variadas. En Francia, el grupo altermondialista más extendido es el de los “zadistas”, movimiento de base ecologista, de ideología difusa, aunque tienen en común su anticapitalismo y anticonsumismo, que basan su acción en la ocupación pacífica de las llamadas ZAD, acrónimo de Zonas de Planificación Diferidas (Zones d’Aménagements Différés, en francés), rebautizados como Zonas a Defender (Zones à Défendre) por los activistas. Éstos son lugares destinados por la administración a infraestructuras, proyectos urbanos o equipamientos, a menudo en espacios naturales sensibles. El ZAD más emblemático es Notre-Dame-des-Landes, población al oeste de Francia donde está prevista desde hace décadas la construcción de un aeropuerto, fuertemente contestado por grupos ecologistas y partidos de izquierda (Los Verdes, Front de Gauche...), cuyos terrenos fueron ocupados en 2008, creándose un auténtico poblado autogestionado y solidario.
Tras la ocupación de las plazas, se confrontan, pues, dos maneras de conseguir ese “otro mundo posible”. Por un lado, está la vía institucional, camino seguido en España que, en cierto modo, ha desactivado la movilización de la calle, confiándolo todo a la actividad parlamentaria, con las dificultades que ello entraña. Por otro, la vía altermundista que, por medio de resistencias, de prácticas sociales, de debates e investigaciones, de creaciones intelectuales y artísticas, pretenden influir en los órganos de decisión política.
Tal vez lo mejor es una combinación de ambas cosas, con el objetivo último de cambiar este sistema socialmente injusto y ecológicamente insostenible. Seguiremos de cerca los acontecimientos del país vecino.
Artículo aparecido hoy en La Crónica del Pajarito: