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martes, 26 de agosto de 2025

OTRO MODELO TURÍSTICO ES POSIBLE


Nuestro país está condenado a morir de éxito en relación al turismo. Cada año que pasa se baten récords de afluencia de turistas en España. Si en 2024 se alcanzó la cifra de 94 millones de visitantes extranjeros, sobre todo británicos, alemanes y franceses, está previsto que en 2025 se alcancen los 98 millones. A la Región de Murcia llegaron más de 1,1 millones de turistas en 2024, y en el primer cuatrimestre de este año, más de 320.000 visitantes internacionales eligieron la Región entre enero y abril, lo que supone un incremento del 19,8% respecto al mismo período de 2024.

Esta avalancha de turistas tiene su cara, la lluvia de millones que caen en nuestro país, sobre todo en las zonas costeras. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) prevé que en 2025 el sector de viajes y turismo en España podría alcanzar un nuevo máximo histórico, con una contribución estimada de 260.500 millones de euros al PIB, lo que equivaldría a casi el 16% de la economía nacional. 

Pero estas cifras esconden una cruz, tanto en aspectos sociales como ambientales. Desde el punto de vista social, destaca la precariedad laboral, con empleos temporales y de baja cualificación, con largas jornadas y bajos salarios. Según un estudio realizado por la Universidad de Alicante en 2022, un 40,6% de los trabajadores de hostelería se encuentran por debajo del umbral de los 1.200 euros brutos mensuales y, a menudo, son puestos sobrecualificados, es decir, que el nivel de formación de las personas empleadas es más elevado que el requerido para esos puestos. 

Otro problema social asociado al turismo de masas es la gentrificación, es decir, el desplazamiento de las comunidades locales por el auge de los alquileres turísticos y el aumento de los precios de las viviendas, cuyo exponente máximo lo encontramos en Baleares, donde ni siquiera las personas que acuden a trabajar pueden costearse una vivienda, ya que éstas están destinadas principalmente al turismo extranjero de alto poder adquisitivo. Pero esto ocurre en otras regiones españolas, como Andalucía, Canarias, Cataluña, Cantabria o Comunidad Valenciana. El alto precio de los hoteles, que ha aumentado un 40% con respecto a antes de la pandemia, es otro factor negativo del turismo.

Desde el punto de vista ambiental, la degradación de los ecosistemas costeros es el principal problema detectado. Así, un 36,5% de la línea de playa está urbanizada en España, y más de un tercio de los ecosistemas colindantes han sido destruidos por el actual modelo de producción y consumo. El turismo de masas produce un aumento del consumo de agua, de la generación de residuos y de la emisión de gases de efecto invernadero procedentes tanto de la propia actividad turística como de los vuelos internacionales. Ese aumento del tráfico aéreo propicia la ampliación de aeropuertos, como las proyectadas en los de El Prat, en Barcelona, o en el de Málaga, con graves impactos ambientales en el entorno.

Todos estos problemas tienen su reflejo en la percepción que tiene la sociedad española del turismo de masas. Así, según un estudio realizado este mismo mes de julio por la SEO/Birdlife, casi nueve de cada diez españoles creen que el turismo masivo impacta negativamente en el medio ambiente, y más de la mitad, concretamente el 58%, considera que lo hace de forma importante. Además, son cada vez más frecuentes las manifestaciones de las poblaciones locales para protestar por este modelo turístico depredador, como en Canarias, Cataluña y Baleares. 

Pero, ¿qué soluciones podrían aplicarse al problema del impacto negativo en el territorio y en las condiciones laborales precarias? Desde las instituciones, se deberían destinar más fondos a la planificación y menos a la promoción del turismo, para mejorar la gestión. La eliminación de los pisos turísticos ilegales es otra herramienta de que disponen los gobiernos autonómicos y locales para limitar la afluencia de turistas. La desestacionalización del turismo es otra medida adecuada para no concentrar la actividad en los meses estivales. El mantenimiento del control local del turismo, para no dejarlo en manos de inversores y franquicias internacionales y la sustitución del número de pernoctaciones por otros indicadores como el Índice de Progreso Social (IPS) ligado al turismo, aplicado en Costa Rica desde 2016. Este índice evalúa cómo el éxito económico se traduce en beneficios sociales y ambientales para las comunidades locales, no solo en ingresos meramente monetarios. 

En la Región de Murcia se acaba de constituir el Consejo Asesor de Turismo, que agrupa a las principales asociaciones de hosteleros y representantes de la administración regional, con el objetivo de implementar “un nuevo modelo de colaboración público-privada que aspira a consolidar el turismo como un motor prioritario regional, buscando impulsar un modelo turístico sostenible, generador de empleo y riqueza”. Sin embargo, bajo mi punto de vista, faltarían en este Consejo Asesor organizaciones vecinales y ambientalistas que vigilasen que, efectivamente, se persigue un modelo sostenible ambientalmente y justo socialmente y no solo la obtención de beneficios.

En esta época estival es el momento de replantearse el modelo actual de turismo masivo para transformarlo en un modelo que no atente contra los derechos laborales y contra el medio ambiente. No hacerlo nos condena a matar la gallina de los huevos de oro y a destruir una industria que debe adaptarse al siglo XXI, con el cambio climático como telón de fondo, que también influirá en el futuro del turismo mundial. 

Artículo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/modelo-turistico-posible_132_12505198.html


lunes, 11 de octubre de 2021

EL MAR MENOR SE MERECE OTRA OPORTUNIDAD

Manifestación en defensa del Mar Menor


La ciudad de Murcia fue un clamor el pasado 7 de octubre para exigir a las autoridades competentes que solucionen de una vez por todas la situación agónica del Mar Menor. Más de 70.000 personas nos manifestamos por las calles de la capital, en un ambiente festivo (aunque la cosa está para pocas fiestas) a título individual, pero también decenas de organizaciones de todo tipo (sindicatos, grupos ecologistas, asociaciones de vecinos, además de algunos partidos políticos) que representan a otras miles de personas que, por diversos motivos, no pudieron asistir a la manifestación, superando en 15.000 asistentes a la también multitudinaria manifestación en Cartagena de 2019.

Se ha puesto así de relieve el hartazgo de la sociedad murciana por la inacción del gobierno regional ante la situación desesperada de la laguna litoral más grande del Mediterráneo Occidental, usando este gobierno excusa tras excusa para justificar los episodios de anoxia y muerte de peces, desde las altas temperaturas del agua (como si fuera la primera ola de calor que sufrimos por estos lares), pasando por las DANA, hasta la necesidad de abrir la gola de Marchamalo “para oxigenar” el caudal del Mar Menor, pero sin decir una palabra más alta que otra sobre los vertidos de la agroindustria, no sea que se nos enfaden los agricultores y voten aún más a la ultraderecha. Sin embargo, la noticia de la próxima apertura del juicio a los presuntos responsables de la degradación de la laguna, con el llamado caso “Topillo”, anunciado por el fiscal jefe de la Región de Murcia, José Luis Díaz Manzanera, puede suponer un jarro de agua fría a la estrategia de López Miras con respecto al Mar Menor. 

Pero el presidente, no satisfecho con contar con dos aliados, como son la Cátedra de Agricultura Sostenible de la UPCT y la Fundación Ingenio, se ha buscado otro organismo para buscar apoyos a sus insensatas medidas. Por un lado, la cátedra que incluye en su denominación el eufemístico nombre de “sostenible” agrupa a una serie investigadores que sólo confían en paliar con tecnología lo que la agricultura intensiva provoca, vertidos contaminantes cargados de nitratos que enturbian el agua y matan todo rastro de vida, lo que equivale a tratar a una persona obesa con medicamentos y aparatos que monitorizan sus constantes vitales, pero sin cambiar sus hábitos de vida, en vez de ir al origen del problema, con un cambio de dieta radical y la práctica moderada de ejercicio.

Por otro, la fundación, formada por el lobby agroindustrial que no tiene intención de cambiar de métodos de cultivo, nos regala otra extravagante declaración de su presidenta, afirmando que "el mayor cáncer del Mar Menor son las aguas subterráneas”, culpando a la naturaleza de las prácticas agrícolas insostenibles, con el uso masivo de fertilizantes sintéticos y pesticidas.

A estos dos cómplices se suma ahora la Real Academia de la Ingeniería, institución con sede en Madrid, con quien el gobierno regional pretende firmar un convenio, cuyos dos objetivos son, literalmente, “promover la ingeniería en nuestra sociedad y por otro, asesorar, de forma independiente, a instituciones públicas y privadas en materias relacionadas con la ingeniería”, lo que nos hace pensar que López Miras se quiere basar, una vez más, en obras y caras infraestructuras para abordar el problema del Mar Menor, obviando el verdadero origen de la eutrofización (exceso de nutrientes) de la laguna.

Buscar soluciones al problema ecológico del Mar Menor atendiendo a “expertos” ajenos a la Ecología, la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven, sin contar con ecólogos y ecólogas que llevan décadas estudiando este ecosistema, supone un error mayúsculo. Científicos independientes que son ignorados, a pesar de llevar años alertando de la problemática del Mar Menor, que no se dejan llevar por intereses políticos, sino que conocen como nadie la laguna y saben cómo revertir la situación. Mientras la clase política siga haciendo oídos sordos a lo que tiene que decir la ciencia, y los votantes sólo se dejen llevar por promesas de riqueza, a menudo infundadas, sacrificando lo más importante que tenemos que dejar a las generaciones futuras, un medio ambiente saludable y bien conservado, será difícil encontrar soluciones.

Esta segunda manifestación masiva en la región en dos años tiene que servir para que la sociedad murciana abra los ojos de una vez por todas y aplique lo que decía Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. 26 años aplicando los mismos métodos han destrozado el Mar Menor. Hagamos algo diferente. El Mar Menor se merece otra oportunidad.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/mar-menor-merece-oportunidad_132_8385579.html


jueves, 10 de junio de 2021

SALVAR COPE Y CALNEGRE




El pasado viernes 4 de junio, víspera del Día Mundial del Medio Ambiente, se presentó en Lorca la Plataforma “Salvar Cope y Calnegre”, integrada por asociaciones ecologistas y naturalistas y apoyada por varios partidos políticos, cuyo principal objetivo es promover la aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) del Parque Regional de Calnegre y Cabo Cope, espacio natural protegido de 2.665 hectáreas distribuidas entre los municipios de Lorca y Águilas.

Esta herramienta, el PORN, es el instrumento con que cuentan las administraciones para gestionar los usos de estos espacios, haciendo compatibles las actividades económicas no agresivas con el medio con la protección de los hábitats y la conservación de la biodiversidad. El espacio de Cabo Cope y Calnegre ha sido pasto, desde hace más de 40 años, del afán depredador de unos cuantos especuladores, que han visto esta franja litoral situada entre Calabardina y el poblado de Calnegre como el lugar ideal para promover todo tipo de proyectos que habrían supuesto la destrucción de este rincón casi virgen del Mediterráneo occidental de no haber sido por la movilización ciudadana.

Así, a comienzos de los años 70, estuvo a punto de ser construida una central nuclear en los terrenos que entonces (y ahora) pertenecían a Hidroeléctrica Española (hoy la privatizada Iberdrola), parada por un puñado de ecologistas que constituyen los pioneros de este movimiento en la Región de Murcia, Pedro Costa, Pedro Guerrero, a los que se sumó el actor Paco Rabal, cuyo hijo Benito, el conocido director de cine, es uno de los promotores de esta plataforma que se presenta ahora. A finales de los años 80, la voracidad urbanística iba detrás de construir en las calas de Calnegre, lo que provocó la reacción de colectivos ecologistas y naturalistas en torno a la Coordinadora Pro-Defensa de Calnegre.

Al comienzo de los años 2000 de nuevo el espacio natural fue amenazado, a pesar de que en 1992 fue declarado Parque Regional. La Ley Regional del Suelo de 2001 abrió la caja de Pandora para construir por doquier y, al abrigo de esta aberración, se proyectó la famosa Marina de Cope, una “marina d’or” a la murciana, con miles de viviendas, hoteles, campos de golf, piscinas y puertos interiores, proyectada para 50.000 personas, comunicada con la, esa sí realizada y deficitaria, autopista Cartagena-Vera. Afortunadamente, el sueño megalómano del sector de la construcción, apoyado por el gobierno regional de Valcárcel, fue cortado en seco por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia, merced a la denuncia presentada en su día. Sólo en fechas recientes, en octubre de 2020, el TSJ desestimó los recursos de casación acumulados de Iberdrola Inmobiliaria SAU y la Asociación Colaboradora de Propietarios de la AIR Marina de Cope, que agrupa a los propietarios mayoritarios de los terrenos en la Marina.

Paralelamente a esta plataforma, otras organizaciones ecologistas, como ANSE y WWF, entablan su particular lucha por este espacio natural. Así, ANSE realizó la compra de los terrenos de Cabo Cope el pasado mes de abril por 500.000 euros, a lo que el gobierno regional reaccionó ejerciendo su derecho de retracto, es decir, de adquisición pública de esos terrenos, maniobra incomprensible por cuanto que la administración podría dedicar esos fondos para adquirir otros espacios, toda vez que el cabo se encuentra a salvo de la especulación al ser propiedad de un grupo ecologista. A su vez, tanto ANSE como WWF remitieron una carta a la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente instándoles a crear el Consejo Rector del Parque, así como que se apruebe el PORN.

Sólo la aprobación del PORN podrá poner coto a los intentos de urbanizar y llenar de invernaderos, campings de lujo e infraestructuras turísticas este espacio codiciado por los que solamente miran su propio beneficio a corto plazo. Pero estos planes de ordenación no son necesarios solamente en Cope y Calnegre. Resulta que la Comisión Europea reclama al gobierno regional la aprobación de los PORN de la mayoría de los espacios protegidos de la Región de Murcia, ya que de la cincuentena de estos espacios existentes en la región, que acumulan figuras de protección como pertenecer a la Red Natura 2000, ser LIC (Lugares de Interés Comunitario) y ZEPA (Zonas de Especial Protección de Aves), sólo 5 tienen desarrollados esos planes.

La dejadez del gobierno regional en estos años, más preocupados por atender las demandas de sectores económicos a menudo incompatibles con la protección del medio ambiente y relacionados con casos de corrupción, debe dar paso a la acción decidida de la sociedad civil y a la unidad de actuación de los diferentes sectores ecologistas y partidos políticos, dejando de lado rencillas y trabajando codo con codo para conseguir un solo objetivo: Salvar Calnegre y Cope.

Articulo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/salvar-cope-calnegre_132_8017724.html

martes, 25 de agosto de 2020

EL REVERSO DEL TURISMO

España ha sido un imán para los europeos desde hace siglos. En el siglo XIX, multitud de viajeros franceses e ingleses vinieron a la península atraídos por su exotismo, debido a su pasado musulmán, más cercano a Africa que a Europa. De la imaginación de los artistas surgieron obras literarias y musicales inspiradas en los paisajes, historias y monumentos españoles (“Cuentos de la Alhambra” de W. Irving, “Carmen” de Merimée, y su versión operística de Bizet, Gustave Doré y sus dibujos de paisajes españoles…) que maravillaron a los europeos y norteamericanos. A Murcia viajó en 1871 el fotógrafo francés Jean Laurent, dejando una colección de instantáneas que dejaban ver una región pintoresca. 

Esa fascinación por el sur de España continuó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando empieza a verificarse un fenómeno, el turismo. En los años 50, a esa España gris, sobre todo en las provincias del litoral, empiezan a venir turistas europeos en busca del sol y la playa, iniciándose la transformación de los pueblos costeros, pasando de tranquilas poblaciones dedicadas a la pesca y la agricultura de secano, que miraban con asombro a los extranjeros, a núcleos urbanos saturados de edificios cada vez más altos, perdiendo paulatinamente las características que las hicieron atractivas. En los años 60 empezaron a sumarse los turistas nacionales, merced a las mejoras económicas del “desarrollismo”, representado por la imagen del Seat 600 atestado de bártulos y familias camino de las playas de Andalucía y del Levante. 

Nuestra región no fue ajena al “boom” turístico. A partir de 1961, la Manga del Mar Menor, propiedad de la familia Maestre, inicia su transformación. De estar formado por una serie de dunas tapizadas de sabinas y enebros, que separan el Mar Menor del Mediterráneo, con actividades económicas tradicionales basadas en la pesca y la explotación salinera al norte, un paisaje que, a buen seguro, habría merecido la catalogación de Parque Nacional, se pasó a una desenfrenada carrera por edificar de cualquier manera todo el espacio disponible, hasta llegar, a principios del siglo XXI, a la saturación que podemos contemplar hoy. Pronto las poblaciones ribereñas del Mar Menor continuaron su estela, seguidas de otros enclaves costeros como Mazarrón, Águilas y San Pedro del Pinatar.

Los últimos 60 años se han caracterizado por una dependencia cada vez mayor de la economía española al turismo. Desde 1955 a 1973 vemos cómo crece el número de visitantes desde 2.500.000 hasta 34.500.000. En 2019 llegaron a nuestro país más de 80 millones de visitantes. El peso del turismo en el PIB español ha pasado de representar el 5,1% en 1970 a convertirse en el sector que más riqueza aporta a la economía española, con un total de 176.000 millones de euros anuales que representan el 14,6% del PIB, además de 2,8 millones de empleos, por encima de la construcción y el comercio. A la Región de Murcia llegaron más de 5,7 millones de turistas en 2019, representando el 11,4% del PIB regional.

Pero estas cifras macroeconómicas tienen un reverso. En primer lugar, la excesiva dependencia del sector turístico provoca que, en situaciones excepcionales, como supone la actual pandemia, tanto el sector como la economía en general se vean afectadas de una forma brutal, como corresponde cuando no hay una diversificación adecuada de las actividades económicas. La masificación de la costa y las grandes ciudades y la proliferación del “turismo de borrachera low-cost” provocan el fenómeno de la “turismofobia”, por sus consecuencias negativas (ruidos, generación de basuras, pérdida de identidad cultural). 

Por otro lado, la degradación ambiental es evidente en los entornos donde se desarrolla de un modo exagerado el sector turístico. En la Región de Murcia, además de haberse visto afectadas las áreas ya desarrolladas, debido a la urbanización excesiva, la invasión de terrenos no aptos para la construcción (ramblas y dominio marítimo-terrestre), a la falta de depuración de aguas residuales, la congestión por el tráfico rodado y la deficiente ordenación del territorio por parte de ayuntamientos, no son pocos los intentos de los promotores turísticos de ocupar espacios protegidos, como ha sido el caso del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila y del Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre, o por razones “estratégicas”, como en el caso de la bahía de El Gorguel. 

Se hace necesario, sobre todo a partir de la situación creada por la crisis sanitaria, un replanteamiento de la economía regional, con una mayor diversificación de las actividades, actualmente demasiado centradas en sectores que provocan la degradación ambiental (agricultura intensiva y sector agroalimentario, turismo, construcción, que suponen en conjunto el 45% del PIB regional). La potenciación de sectores con alto valor añadido y con bajo impacto ambiental debería ser la prioridad del gobierno regional, como la agricultura y la ganadería ecológicas; el llamado ecoturismo, es decir, aquel en el que se privilegia la sostenibilidad, la preservación y la apreciación del medio; la industria de la moda sostenible, la rehabilitación de viviendas con criterios bioclimáticos, el reciclaje y reutilización de residuos de todo tipo (incluidos los residuos electrónicos), así como las energías renovables y la I+D+i; la industria cultural, poniendo en valor la creación de artistas locales, etc. 

La transformación del tejido productivo hacia un modelo que sea diverso, respetuoso con el entorno, a la vez que sea resiliente frente a las situaciones imprevistas, como la que atravesamos, es el único camino para garantizar un futuro en estos tiempos inciertos, sin  que dependamos de situaciones externas que no podemos controlar. Las siguientes generaciones nos lo agradecerán.

Artículo publicado en el blog Futuro Se Escribe Con Verde:

https://futuroseescribeconverde.blogspot.com/2020/08/el-reverso-del-turismo.html?m=1&fbclid=IwAR2yU60lL9TYQC44En7s9hdStk43W5ScTkejdrpJgxuegBVA_LSeD5xyt-g

martes, 31 de julio de 2018

DEGRADACIÓN A TODA COSTA

Acaba de publicarse el informe “A toda costa”, redactado por Greenpeace, en el que se analiza la evolución y estado de conservación de los bienes y servicios que proporcionan las costas españolas. En él se pueden leer algunos datos muy preocupantes. Lo más grave es que el 80% de los recursos ambientales que provee la costa están degradados debido a la urbanización masiva. El 36,5% de la línea de playa de España está urbanizada y más de un tercio de los ecosistemas colindantes con las playas han sido destruidos por la acción humana. Además, disminuye la superficie de ecosistemas que nos brindan servicios ambientales, es decir, aquellos recursos o procesos de los ecosistemas naturales (bienes y servicios) que benefician a los seres humanos, como alimentación, control de la erosión, diversidad genética, conservación de especies, amortiguación de inundaciones o el simple disfrute por parte del ser humano.
“Cuando los científicos ponen de relieve que no se hace caso de sus recomendaciones, como en lo referente al Mar Menor, la respuesta del Gobierno regional ha sido a base de descalificaciones y mentiras”
De todas las comunidades autónomas, Cataluña es el territorio que mayor porcentaje de costa tiene degradada, debido principalmente a las construcciones humanas, con un alarmante 26,4%. Le sigue la Comunidad Valenciana, con un 23,1% de superficie improductiva de servicios ambientales, y casi tres cuartas partes de su línea de playa urbanizada (74,3%), siendo en este caso la primera comunidad autónoma de litoral más urbanizado. Andalucía, con 910 km. de costa, va en tercer lugar en cuanto a degradación del litoral, con el 40% construido y el 15,3% de costa degradada. Le siguen Euskadi (12,8%) y la Región de Murcia.
Detengámonos en nuestra comunidad. De los 274 kilómetros de costa, el 12,5% presenta un cierto grado de degradación. Además de destacar que nuestra región es la peor en cuanto a la superficie de espacios naturales protegidos sin planes de ordenación (el 43% de la superficie protegida carece de herramientas de planificación), el informe pone de relieve, como era de esperar, el deterioro del Mar Menor, acentuado, como es sabido, por la deficiente depuración de las aguas residuales y los efectos de los vertidos de residuos agrícolas a la laguna. De los diferentes servicios ecosistémicos prestados por los espacios costeros de la Región de Murcia, el estudio valora negativamente casi todos ellos, pero sobre todo tres. En el periodo 2005-2014, han aumentado en más de un 20% las áreas desprovistas de vegetación, lo que acentúa el riesgo de erosión. Además, los hábitats sensibles para especies amenazadas perdieron más de 3.000 hectáreas en esos nueve años, lo que supone una reducción de un 3,5% de su superficie. Por último, entre 1987 y 2014, un 5,1% de los paisajes han perdido su carácter natural, debido a un aumento de un 59% de superficies artificiales.
Las principales causas de la degradación de las costas españolas que la organización ecologista apunta son la urbanización, el turismo de masas, los grandes incendios forestales, la agricultura industrial y la deforestación. Como soluciones deseables, se habla de reducir el consumo excesivo de los recursos finitos de los ecosistemas, aplicar las herramientas de gestión de los espacios naturales protegidos, así como poner en marcha alternativas de desarrollo económico basadas en la conservación para que éste sea económicamente más rentable que la degradación de ecosistemas y sus servicios, como es el caso del sector agrícola local y ecológico, con una menor huella de carbono, evitando los cultivos industriales (monocultivos, invernaderos y regadíos) en pro de técnicas de cultivo más sostenibles. Evitar tanto la deforestación como el aumento de la interfaz urbano-forestal, a través una correcta planificación urbanística que limite la proliferación de urbanizaciones son otras de las medidas que se proponen. Por último, para la conservación y la puesta en valor de los servicios culturaleses imprescindible la ordenación de todos los espacios naturales protegidos con obligación legal de contar con instrumento de gestión (PORN o PRUG).
Como se puede comprobar, muchas son las medidas que se pueden y se deben aplicar para que nuestras costas no continúen por la senda de la destrucción. Desgraciadamente, los diferentes gobiernos y, especialmente, el Gobierno de la Región de Murcia, no tienen prisa en revertir esta degradación. Al contrario, cuando los científicos ponen de relieve que no se hace caso de sus recomendaciones, como en lo referente al Mar Menor, la respuesta del Gobierno regional ha sido a base de descalificaciones y mentiras, en vez de seguir los consejos de los verdaderos expertos en la materia. Desgraciadamente, esa es la actitud a la que nos tienen acostumbrados, actitud y actuaciones que han llevado a nuestras costas a esta situación, difícilmente reversibles. Aún se está a tiempo de dar un giro a la situación, pero hace falta una voluntad política que el Gobierno regional no parece dispuesto a demostrar.
Artículo aparecido hoy en La Crónica del Pajarito: