miércoles, 12 de febrero de 2025

UNA REGIÓN CONTAMINADA



Una vez más, y como viene ocurriendo cada cierto tiempo, la ciudad de Murcia atraviesa episodios continuados de alta contaminación atmosférica, situación que afecta directamente a la salud de la población, especialmente a la infancia y a las personas mayores. La capital de la región es una de las ciudades españolas con mayor contaminación, debido sobre todo a los humos expelidos por los tubos de escape de los vehículos privados y a las quemas agrícolas que siguen realizándose sin control. Pero esto no es exclusivo de Murcia; la Región de Murcia es la comunidad autónoma más contaminada, superando en más de un 30% la media nacional, según los últimos datos del INE. También Cartagena, Lorca, Alcantarilla, Molina de Segura, registran una calidad del aire negativa en más del 90% de año, según los datos de la propia Consejería de Medio Ambiente, con altas concentraciones de partículas PM10 y PM2,5, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y ozono que afectan a las vías respiratorias, agudizando las enfermedades pulmonares y reduciendo la esperanza de vida. 

Las autoridades municipales culpan de esta contaminación principalmente a la “intrusión de una masa de polvo sahariano”, ese cajón de sastre que se suele utilizar para desviar la atención de las verdaderas causas, como es el tráfico desmesurado, sobre todo en las horas punta, las 9 de la mañana y a las 8 de la tarde, momentos en los que se superan los 200 microgramos por metro cúbico de contaminantes en suspensión. La reversión de los planes de movilidad llevada a cabo por el actual consistorio capitalino, sumado a las deficiencias en materia de transporte público en la ciudad de Murcia, nos da como resultado la reincidencia en los episodios de contaminación extrema que supone la suspensión de actividades deportivas en los centros educativos, la recomendación de usar mascarilla y de no realizar actividades al aire libre.

El ayuntamiento de Murcia se jacta de tener el protocolo de calidad del aire "más avanzado de España”. Podemos estar de acuerdo en que se realizan mediciones de contaminantes atmosféricos, pero este protocolo se limita a advertir a la población de estos episodios acompañados de diversas recomendaciones, algunos posts en redes sociales y poco más. Sin embargo, no existe un plan real de prevención ni se incide en las causas reales de la contaminación. Los coches campan a sus anchas, y tenemos el peor sistema de transporte público del país, algo extensible al resto de la región. Al año se realizan en la Región de Murcia mil millones de desplazamientos, cuatro millones al día. Pues bien, el 95% de estos mil millones de desplazamientos se realizan mediante el transporte privado. Solo un 5% de estos trayectos se llevan a cabo mediante transporte público.

Los expertos tienen muy claro cuáles deben ser las vías para disminuir la contaminación atmosférica. Según la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética, es de obligado cumplimiento la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en el centro de las ciudades de más de 50.000 habitantes, en nuestra región, Murcia, Cartagena, Lorca y Molina de Segura. Estas ZBE deberían de haber sido implantadas a partir del 1 de enero de 2023. Sin embargo, ninguna de estas ciudades ha hecho los deberes a día de hoy, por lo que, recientemente, el Defensor del Pueblo ha exigido que se habiliten esas zonas. Pero los ayuntamientos del Partido Popular de la Región de Murcia se escudan en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por la que se anularon las áreas delimitadas por el equipo de Almeida por lo que, en el caso de implantarse esas ZBE, no se incluirá la restricción al tráfico para los vehículos más contaminantes, ni discriminará el acceso según el distintivo ambiental. El Ministerio de Transición Ecológica ya ha advertido que esto podría suponer la pérdida de fondos europeos. 

La sociedad civil debe reaccionar ante la inacción de los ayuntamientos en materia de contaminación atmosférica y la falta de medidas efectivas para potenciar el transporte público, a pesar de las demandas aplastantes de la población. Sólo así se protegerá la salud colectiva ante estas agresiones ambientales.

Artículo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/region-contaminada_132_11887754.html

viernes, 6 de diciembre de 2024

UNA TRAGEDIA PREVISTA POR LA CIENCIA


De nuevo la Naturaleza ha mostrado su cara más destructiva, con la catástrofe de las lluvias torrenciales que han provocado decenas de fallecidos y desaparecidos, así como daños materiales inmensos, sobre todo en la Comunidad Valenciana, situación que es cada vez más frecuente y cuyas consecuencias son cada vez más trágicas. No hay año en que no se repitan estas tragedias, con víctimas mortales e incalculables daños materiales. Según los expertos, varias son las razones de esta sucesión de fenómenos extremos, pero la más clara es la emergencia climática. Podríamos repetir lo que se viene advirtiendo desde hace décadas, que año tras año se baten récords de temperaturas, tanto en la superficie del planeta como en el mar Mediterráneo, datos que, una vez más, se cumplirán este año 2024. Así, en julio de este año se alcanzó el récord de temperatura media planetaria desde que existen registros, con 17,16 ºC, y en el mar Mediterráneo se llegó a más de 28ºC. También se podría hablar de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), circunstancia que, lejos de disminuir, va en aumento, según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial, habiéndose incrementado más de un 11% en la última década. Todas estas situaciones provocadas principalmente por la acción del ser humano con nuestras actividades económicas tienen su consecuencia en estos fenómenos extremos y catastróficos.

Pero nuestra sociedad prefiere ignorarlas. El pasado día 24 de octubre se celebró el Día Internacional del Cambio Climático. Ese día, en la Asamblea de Madrid se presentó una iniciativa legislativa por parte de la oposición para luchar contra este problema, pero la alianza negacionista entre PP y Vox la echó para atrás. En la Región de Murcia, poco hay legislado más allá de que las empresas lleguen un acuerdo “voluntario” para alcanzar la neutralidad climática, mientras nuestras ciudades siguen estando contaminadas, con un transporte público penoso y con los atascos como situación habitual en las calles. 

Pero lo más grave de todo esto es el negacionismo al que la ultraderecha se ha abonado desde el comienzo, al culpar de las inundaciones a la “destrucción de presas”, cuando en realidad esas obras se refieren a azudes en pequeños ríos que rompían la dinámica fluvial, afectando además a la fauna, que no servían para retener agua, y cuyo objetivo era recuperar y renaturalizar esos ríos, y en ningún caso se trataba de macropresas, en un ejercicio de ignorancia y mala fe, teniendo en cuenta, además, que esas pequeñas presas obsoletas se encuentran sobre todo en las cuencas del norte de España, no en el Levante. Esa actitud les lleva incluso a negar la propia existencia del cambio climático, fenómeno del que ya se habla hasta en los medios generalistas, cuando hace pocos años se obviaba. Para los negacionistas, el aumento de las temperaturas “es algo natural”, o bien se trata de “una conspiración del globalismo internacional para acabar con nuestro modo de vida”. También argumentan que las DANA “siempre han existido”, pero la verdad es que nunca antes se producían con tanta intensidad y, sobre todo, con tanta frecuencia. 

Sin embargo, no se vislumbra que las instituciones, tanto a nivel estatal, como autonómico y municipal, traten de aplicar las medidas que se sabe que son efectivas para frenar el cambio climático, algo que será más difícil, si no imposible, de conseguir si no se ponen los medios adecuados. La teoría es conocida: acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles, aumentar la eficiencia energética, culminar la transición a las energías renovables, potenciar el transporte público, practicar una agricultura y ganadería sostenibles, reducir el consumo desaforado, entre otros. Pero en la práctica, los gobiernos van demasiado lentos en aplicar estas medidas, presionados por los “lobbies” de las energías fósiles, del automóvil y de la industria pesada.

Es el momento de entender lo que la Naturaleza nos avisa de un modo cruel. La Ciencia ya nos ha advertido de forma reiterada de las consecuencias de esta carrera desenfrenada, pero seguimos ignorando sus llamadas. ¿Hasta cuándo? 

Artículo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/tragedia-prevista-ciencia_132_11782784.html

martes, 24 de septiembre de 2024

FESTIVALES Y MOLESTIAS VECINALES



Recién acabada la Feria y con la sucesión de eventos de todo tipo, mayoritariamente musicales, previstos para lo que queda de año y durante el año 2025, se ha reabierto el debate sobre el ruido y otras molestias que debe soportar la ciudadanía de una forma cada vez más frecuente. El cambio a última hora y sin previo aviso de un concierto desde el recinto de la FICA a la Nueva Condomina no ha hecho sino trasladar el asunto de los ruidos de un lugar a otro, sin dar solución al verdadero problema, la conciliación entre la diversión de unos pocos y el descanso de la mayoría. Los festivales al aire libre en la ciudad no solo afectan a estos dos espacios. Ya son décadas en las que se vienen usando lugares como el parque de Fofó, el Cuartel de Artillería o la plaza de toros, en pleno casco urbano, con las consiguientes molestias para el vecindario más próximo. 

El Ayuntamiento de Murcia se ha convertido en el consistorio de los festejos. Si en 2018 el presupuesto destinado a fiestas populares y festejos era de poco más de 800.000 euros, este año supera los 2 millones de euros. Además, la Comunidad Autónoma ha destinado para 2024 1,65 millones de euros a los festivales, casi todos de índole privado, por su "reclamo indiscutible para el turismo”, un millón más que en 2023, argumentando que "ayudan a construir la imagen" de la región y que son ya "una seña de nuestra identidad”. Pero no han contado con la cara B de este fomento de eventos privados al aire libre, los ruidos ambientales que cada fin de semana, prácticamente, atronan el entorno, además de la intensificación del tráfico privado, con la contaminación asociada, y la suciedad que deja a su paso, que repercute en espacios naturales como el río Segura. 

Varias asociaciones vecinales plantean que estos eventos festivaleros y conciertos no se lleven a cabo en espacios rodeados de edificios y casas, sino que se trasladen a lugares más aislados, pero bien comunicados con transporte público. Este problema no es exclusivo de la ciudad de Murcia. En Madrid, los vecindarios adyacentes al estadio Santiago Bernabéu y a la Caja Mágica, éste al sur de la capital, están hartos de ruidos hasta altas horas de la madrugada. En Valencia ocurre otro tanto con los residentes cercanos a la Ciudad de las Artes, sede de conciertos y festivales. Bilbao, Barcelona, Sevilla, muchas ciudades sufren este problema, al que los equipos de gobierno municipales no han sido capaces de poner solución.

Hay otro aspecto asociado al problema del ruido. La acumulación de festivales musicales en los que no se prima la calidad, sino el negocio, ha sido puesta en entredicho por numerosas asociaciones de usuarios y profesionales del sector de la música. En 2023 se celebraron en España un total 908 festivales, 103 más que en 2020, siendo las comunidades de Cataluña, Madrid y Andalucía las que acogen mayor número de estos eventos. Muchos de los festivales han recibido quejas por parte de los participantes, por los precios abusivos, colas en barras y baños, la prohibición de entrar al recinto con comida propia y graves problemas de movilidad, como se comprobó en Murcia en el concierto de Nueva Condomina, donde el Ayuntamiento dejó tirados a miles de personas sin transporte público, a pesar de haber anunciado un servicio especial de tranvía para llegar al casco urbano. Muchos de esos festivales buscan a menudo más el beneficio rápido que la calidad de su oferta musical, constituyendo una “experiencia” en sí misma, un bien de consumo rápido para ser mostrado en las redes sociales.

Los beneficios económicos, a menudo para unos pocos, que traen consigo los festivales y conciertos no pueden suponer que vecinos y vecinas de determinados barrios sufran de forma reiterada molestias en forma de ruido, aglomeraciones, suciedad y atascos. Los ayuntamientos deben encontrar soluciones para conciliar ambos intereses sin perjudicar a las partes. Es una tarea ardua pero necesaria para toda la ciudadanía.

Articulo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/festivales-molestias-vecinales_132_11674652.html