lunes, 21 de agosto de 2023

LA NATURALEZA NOS ADVIERTE


Un cámara graba un termómetro urbano
en la localidad valenciana de Xátiva. EFE

El tema del verano son las sucesivas olas de calor que asolan nuestro país. No hay cadena de televisión que no trate este asunto en tertulias, noticias, conexiones a las ciudades más calurosas, con las sufridas reporteras y reporteros bajo un sol de justicia a las tres de la tarde, junto a la playa o en una plaza sin sombra, para relatarnos lo que ya sabemos, que se están alcanzando récords de temperatura nunca vistos, con noches tropicales y días infernales. Hace unos días se alcanzó el récord de temperatura en 17 provincias de España, desde los 46,8ºC en Valencia, a los más de 38ºC en Soria o los más de 37ºC en Teruel, la provincia más fría tradicionalmente, donde rara vez se sobrepasan los 32ºC.

Incendios brutales en Hawai, con 53 víctimas mortales, o en Grecia; millones de hectáreas quemadas en Canadá, con la emisión asociada de 280 millones de toneladas de carbono a la atmósfera, agravando aún más el efecto invernadero; inundaciones en Eslovenia, en Noruega, en Corea del Sur, en EE.UU., también con víctimas, son algunos de los ejemplos de cómo el cambio climático acentúa los fenómenos extremos. La temperatura de los mares ha ascendido 3ºC en los últimos años, convirtiendo al Mediterráneo casi como un mar tropical, con lo que ello conlleva, vientos huracanados y fuertes tormentas, y afectando a los océanos, con la pérdida de la biodiversidad, acidificación de las aguas, y, en última instancia, disminución de las pesquerías. 

La comunidad científica lleva décadas advirtiendo de todas estas consecuencias, pero los gobiernos siguen haciendo oídos sordos a lo que la Naturaleza nos dice, sobre todo aquellos en los que participa la extrema derecha, que denomina “fanatismo climático” a lo que no es sino la confirmación de las previsiones hechas por la ciencia, gobiernos que, desgraciadamente, están surgiendo en nuestro país en algunas comunidades autónomas, con la única incógnita de lo que pueda pasar en la Región de Murcia. Todavía se pueden leer en las redes frases como “en verano es normal que haga calor”, provenientes de personas negacionistas cercanas a la ultraderecha que, en un ejercicio de ignorancia y mala fe, no tienen empacho en demostrarlas públicamente.

Ya se está comprobando que el cambio climático afecta al turismo, sobre todo en el sur de Europa, como en España. Además de la proliferación de algas y carabelas portuguesas, que dificultan el baño en las aguas mediterráneas, se está verificando un aumento de las reservas de viajes a países del norte de Europa, Reino Unido, irlanda, o países escandinavos, para huir de las cada vez más frecuentes olas de calor veraniegas de los países más meridionales.

Desgraciadamente, a pesar de que en 2015 la Cumbre del Clima de Paris advirtió del riesgo de alcanzar el punto de no retorno climático si superamos en 1,5ºC la temperatura media planetaria con respecto al periodo pre-industrial, todos los datos nos indican que nos acercamos a esa peligrosa cifra, con consecuencias que estamos sufriendo ya. El próximo mes de diciembre se celebrará la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos, de la que pocos resultados se esperan, como de costumbre. 

El enésimo llamamiento de la comunidad científica a que los gobiernos actúen para frenar la emergencia climática debe ser tenido en cuenta de una forma radical y urgente. Nuestro futuro depende de ello.

Artículo publicado el 12 de agosto en el diario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/naturaleza-advierte_132_10441228.html

miércoles, 31 de mayo de 2023

LA DERIVA CONSERVADORA DE LA SOCIEDAD


Foto: EFE/EPA/JIM LO SCALZO

Ya lo decía Trump: “Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Pues eso ha pasado en el país en general y, en la Región de Murcia, en particular. A pesar de las huelgas de sanitarios en Madrid, de las listas de espera, del menosprecio a la educación pública, de la degradación del Mar Menor, de la condena a Pedro Antonio Sánchez por corrupción, del juicio a Valcárcel por el caso de la desaladora de Escombreras, de la amenaza a Doñana, la derecha y la ultraderecha han aumentado en votos en prácticamente todos los territorios. La clave puede estar en que la estrategia de las derechas de olvidarse de los problemas más cercanos a la ciudadanía y centrarse en ETA, Bildu, el “sanchismo” o la Ley del “Sí es sí”, aunque votes en Soria o en Murcia, les ha funcionado. En toda España, y la Región de Murcia no es una excepción, el auge de la ultraderecha es un hecho, siguiendo la estela de lo que ocurre en el resto de Europa. El negacionismo climático, la negación del hecho de la violencia machista, el rechazo a la inmigración (aunque sea un fenómeno necesario para mantener las pensiones públicas) ha calado en cierto sector del electorado, aunque la ultraderecha no haya propuesto nada en positivo, limitándose a proclamar que revertirán todo lo aprobado por los gobiernos de izquierda, aunque hayan sido medidas que favorezcan a la mayoría. Ciudadanos desaparece del panorama político, a fuerza de querer parecerse a los partidos de la derecha y ultraderecha, prefiriendo sus antiguos votantes a los originales frente a la copia.

El socialismo sigue sin levantar cabeza en la Región de Murcia, al tiempo que ha bajado considerablemente en el resto del país. Por el contrario, continúa su caída, tras cerca de 30 años sin gobernar, salvo el espejismo de 2 años en el ayuntamiento de Murcia. Sucesivos lideres regionales sin carisma, propuestas vagas, intentando nadar y guardar la ropa, como con el tema del trasvase y la agricultura intensiva y contaminante, condenan al PSOE regional a otros 4 años, hasta 2027, en la oposición. En cuanto a los partidos a la izquierda del PSOE, se ha verificado que la división ha lastrado, hasta cierto punto, el resultado. Desde que en 2015 se iniciara el cisma en la izquierda no se consiguen resultados realmente positivos, y la debacle es palmaria en esta cita electoral. Resentimientos personales, una excesiva confianza en las fuerzas de la izquierda más clásica, y, por qué no decirlo, algo de soberbia, han expulsado a Podemos de los principales ayuntamientos de la región, manteniendo sus dos diputados regionales, muy por debajo de sus expectativas. En relación a otras fuerzas políticas, está por llegar la alternativa verde en la Región, tal y como ocurre en los principales países europeos, a pesar de problemas ambientales como la contaminación atmosférica, la contaminación de suelos, el tema del Mar Menor, y la necesidad imperiosa de llevar a cabo una transición ecológica de la economía para hacer frente a la emergencia climática por la que atravesamos.

La decisión de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones generales al 23 de julio, para evitar la debacle del Partido Socialista, tal y como ha ocurrido en países de nuestro entorno, como Francia o Italia, obliga a intentar de forma urgente lo que hasta ahora no se había conseguido, la unidad de la izquierda, a imagen de la coalición NUPES en Francia, opción que aún no se ha ensayado, en torno a la plataforma Sumar de Yolanda Díaz, siempre y cuando algunas de las fuerzas políticas de izquierda se convenzan de que la división, al menos en esta cita electoral, y también en nuestra Región, no ha conseguido su objetivo, que es transformar la sociedad hacia un modelo más sostenible, justo y con futuro para las siguientes generaciones.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/deriva-conservadora-sociedad_132_10251757.html?fbclid=IwAR2FP36A1e9BF7HerG8e9JOKB_IuBWYQJMt2RyV-MoEjiIDa-0WtLdQQK3I

martes, 9 de mayo de 2023

32 HORAS LABORALES DE 4 DÍAS, UNA REALIDAD POSIBLE


Foto EFE

Un nuevo avance social se perfila en el horizonte, la semana laboral de 32 horas distribuidas en 4 días, sin que afecte a los salarios. Esta innovación espanta a las grandes empresas, a las organizaciones patronales y a los partidos de la derecha, pero ya estamos acostumbrados a que todos los avances en materia laboral provoquen el rechazo en esos sectores de la sociedad. Esto ya ocurrió en 1919, cuando lo habitual eran las jornadas de 12 a 14 horas diarias, sin días de descanso, lo que se traducía en semanas de 100 horas laborables. Una huelga de 44 días llevada a cabo por los trabajadores del sector eléctrico catalán forzó al gobierno de entonces, encabezado por Antonio Maura, a aprobar la jornada de 8 horas, con dos días de descanso. 104 años después, seguimos con el mismo régimen laboral, al menos en teoría, porque no son raras en nuestro país las jornadas de 10 y 12 horas, sobre todo en sectores económicos como la hostelería.

La propuesta de reducir el tiempo de trabajo constituye una mejora considerable en las condiciones laborales y colma el deseo de la sociedad desde hace décadas, que el trabajo no ocupe la mayor parte del día o, dicho de otro modo, que pasemos de vivir para trabajar a trabajar para vivir, dedicando un tiempo diario al desarrollo de otras capacidades personales (leer, acudir a museos, hacer deporte, aprender música o baile, etc.), a los cuidados y la crianza o incluso a lo que Paul Lafargue llamaba en 1883 el “derecho a la pereza”.

Ya se están llevando a cabo experiencias piloto sobre la disminución de las horas trabajadas sin reducción salarial, como en el Ayuntamiento de Valencia, en el ámbito público, y en algunas empresas privadas, sobre todo en el sector tecnológico, aunque también en otros sectores como la hostelería o el marketing, no sólo en España, sino en otros países como Portugal o Gran Bretaña. En todos los casos, el resultado ha sido positivo, porque se ha verificado un aumento de la productividad y un incremento de los ingresos de hasta un 30%. El viejo concepto de que cuanto más tiempo esté la persona empleada anclada delante del ordenador o en su puesto de trabajo, más rendirá está pasando a la historia. Está comprobado que disminuyendo el tiempo trabajado se reduce el estrés, se reducen considerablemente las bajas por enfermedad así como el número de empleados que abandonan la empresa, aumentando la motivación y siendo, además, un polo de atracción del talento aquellas empresas que adoptan este régimen laboral.

Con la semana de 32 horas se tiende a aprovechar más el tiempo, sin pérdidas por agotamiento físico o psíquico. Además, permite una mayor conciliación, dedicando un tiempo más prolongado a labores domésticas compartidas y a la crianza de los hijos e hijas, en un tiempo donde el envejecimiento de la población es evidente. Además, se reducen los gastos energéticos de las empresas. A esto se le suma que si una empresa aumenta su productividad, podrá contratar a más gente cualificada, lo que contribuiría a la disminución de la tasa de desempleo.

El Gobierno ha iniciado un programa de ayudas a las pymes de hasta 200.000 € por empresa para animarlas a adoptar la semana de 32 horas, con el requisito de que esta reducción afecte al menos al 25% de la plantilla, sólo a personas trabajadoras con contrato indefinido a tiempo completo en el momento de inicio del proyecto, y que se mantenga este régimen laboral durante dos años. Tarde o temprano, y a la vista de las ventajas que la semana de 32 horas han supuesto tanto a las empresas como a los trabajadores y trabajadoras que lo han puesto en práctica, esto será una realidad, y las reticencias de los agoreros que siempre se resisten a los cambios desaparecerán, porque la sociedad debe avanzar en este siglo XXI en la búsqueda de la mejora de las condiciones laborales sin merma en los resultados empresariales.

En la Región de Murcia no son pocas las voces que reclaman una semana laboral de 32 horas en 4 días -desde algún partido político, de cara a las elecciones autonómicas del 28M, hasta los sindicatos- sobre todo desde la pandemia, donde se ha demostrado que no es necesaria la presencia prolongada de los trabajadores y trabajadoras en la sede de la empresa, sino que el trabajo sea de calidad, lo que se garantizaría con un horario más racional aportado por este nuevo régimen laboral.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/32-horas-laborales-cuatro-dias-realidad-posible_132_10186199.html