domingo, 14 de abril de 2013

SER REPUBLICAN@ HOY

Hoy se conmemora la llegada de la II República a España, instaurada tras la victoria en las elecciones municipales del día 12 de abril de 1931 de la opción republicana en las principales ciudades españolas, pues en las zonas rurales el caciquismo imperante había inclinado la balanza hacia el conservadurismo monárquico. La modernización del país por parte del primer gobierno republicano de ese periodo, con la aprobación de la Constitución que otorgaba el voto a las mujeres -incluso antes que Francia, por ejemplo, que no lo instauraría hasta 1944- la mejora de las condiciones de trabajo de la clase trabajadora, la separación de la Iglesia y el Estado o la ley del divorcio fue acercando a España al resto de Europa. Sin embargo, los estamentos más reaccionarios (Iglesia, ejército y terratenientes) hicieron todo lo posible para revertir estos acontecimientos, desmontando lo hecho por el gobierno, tanto desde el propio régimen republicano, con partidos de derechas que gobernaron entre 1933 y 1936, como por medio del golpe de estado que dio lugar a la Guerra Civil, una vez que el Frente Popular ganara las elecciones de febrero de 1936. Los desacuerdos entre los propios partidos de izquierdas (socialistas, comunistas y anarquistas) contribuyeron a que la II República tuviera un corto recorrido en nuestro país.

Tras el macabro paréntesis de 40 años de franquismo y una transición en la que se decidió por parte de unas "élites" políticas la aceptación de lo "atado y bien atado" por el dictador, al subir Juan Carlos al trono en 1975, el pueblo español no ha tenido aún la oportunidad de definirse en cuanto a su preferencias respecto del régimen que queremos para nuestro país. La monarquía, institución anacrónica y obsoleta que está instaurada en algunos países europeos (España, Reino Unido, Holanda, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Noruega, Mónaco, Luxemburgo y Liechtenstein), no casa muy bien con los valores democráticos que se quiere para una sociedad moderna. La ocupación de la jefatura de un estado por una serie de personas por el solo hecho de ser miembros de una determinada familia va en contra de la igualdad de oportunidades que una sociedad debería tener como bandera.
 
Las repúblicas europeas (Francia, Portugal, Italia, Grecia, Alemania, Austria, Irlanda, Islandia, Hungría, etc.), mayoritarias en el continente, tienen presidencias con diferentes grados de poder. Desde repúblicas con presidentes omnipresentes y pluripotenciales, como la francesa, hasta aquellas en las que el presidente no es más que una figura decorativa y representativa, como la alemana, la italiana o la irlandesa, siendo l@s primer@s ministr@s de uno y otro signo las máximas responsables de la toma de decisiones en esos países. Pero, a diferencia de las monarquías, l@s presidentes son cargos electos y limitados en el tiempo, siendo sustituid@s si no cumplen con lo establecido por su cargo, cosa que es prácticamente imposible en una monarquía. Por otro lado, es cierto que el hecho de que un país tenga un régimen u otro no garantiza el bienestar de sus habitantes. Véase si no el grado de desarrollo humano de países con monarquías como Noruega, Suecia o Dinamarca, frente al grado de corrupción en repúblicas como la griega o la italiana. 

Solamente por el hecho de que se mantenga un régimen hereditario en pleno siglo XXI, independientemente de la valía de las personas que detentan la jefatura del estado, es razón suficiente para que la república deba ser el sistema imperante en un país. Los recientes escándalos que salpican (por no decir que inundan directamente) a la familia real española (caso Urdangarín, con la infanta Cristina imputada, las cacerías del rey, el dinero de Suiza, la relación de Juan Carlos con la princesa alemana...) no hacen sino acrecentar el sentimiento republicano en España. Sin embargo, creo que hay una serie de factores que hacen que el republicanismo no sea hoy en día una opción mayoritaria. En primer lugar, los movimientos que reclaman, en su mayor parte, la república en España, siguen apelando a aquella que acabó de forma abrupta en 1936, como si la que tuviera que instaurarse en la actualidad fuera una continuidad de aquella. Pero la sociedad de entonces no tiene nada que ver con la actual. Seguir utilizando himnos, consignas, signos externos y un lenguaje propio de los años '30 es un anacronismo que aleja a la mayoría de la población de este tipo de gobierno. 

Por otro lado, en España es común asociar a la República con partidos de izquierdas, principalmente con el PCE. Que unos pocos partidos se apropien de modo excluyente de esta idea no me parece el modo más idóneo para que se convierta en un deseo mayoritario. Para que la idea republicana cale en la sociedad, debe ser algo que no sea exclusivo de un sector de la población, sino que debería ser independiente de la ideología, como ocurre en los países de nuestro entorno. Francia es republicana y laica, esto es asumido por todos y a ningún partido del espectro político se le ocurriría volver a la monarquía, abolida definitivamente en 1871, con Napoleón III como último monarca. Lo mismo ocurre con las demás repúblicas europeas. 

La república del siglo XXI debe ser reclamada por la ciudadanía como un paso más hacia la plena democratización de la sociedad. Pero debe librarse del lastre de asociarse con el pasado y con determinadas opciones políticas, a menudo excluyentes, si queremos que sea una realidad en una fecha cercana. La república debe ser federal, laica, ciudadana, sostenible y social. Sólo así será algo que toda la sociedad en su conjunto asumirá como propia.

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