jueves, 1 de diciembre de 2011

EQUO, LA ALTERNATIVA VERDE

Recién pasadas las elecciones generales, en las que EQUO ha obtenido unos resultados bastante mejorables, creo que es el momento de reflexionar hacia dónde debe ir esta formación, según mi punto de vista. Como ya se está leyendo en algunos foros, en opiniones con las que coincido por completo, el distanciamiento de las posturas verdes en el discurso de EQUO en estos comicios ha confundido a esa parte del electorado que apuesta por la ideología verde y la ecología política, y ha sido aprovechado por otras formaciones que, utilizando (de forma legal, pero no legítima, al menos en la región de Murcia) el nombre y el logo que tradicionalmente se asocia con los partidos verdes, ha "pescado" votos en este "río revuelto". 

Sin embargo, el discurso en el que se ha hecho hincapié, el de la horizontalidad de EQUO, el de la democracia radical que nos anima, así como en la defensa de lo público, siendo dos razones de peso para apoyar a EQUO, no nos diferenciaba demasiado de otras propuestas, por muy teóricas que sean, como lo han sido las ofrecidas por otros partidos  (ya se sabe que en campaña los partidos tradicionales muestran su mejor cara, aunque luego sus promesas queden en papel mojado).

Creo que el error de esta campaña ha sido el no aprovechar las fortalezas que nos ha brindado el hecho de que en EQUO se hubieran aglutinado 35 partidos verdes, algunos con más de 25 años de existencia. Aunque la ecología política ha impregnado transversalmente la totalidad del programa electoral, no se ha transmitido esa idea al electorado de forma clara y contundente, sino que "lo verde" se ha dejado en un segundo plano, tal vez por miedo a que con la crisis económica no se entendiera el mensaje, temiendo que lo ambiental fuera percibido como accesorio o que se diera la sensación de que lo social no nos preocupaba. Pero precisamente la problemática ambiental es el meollo de la cuestión, porque todas las políticas (económicas y sociales) aplicadas por los sucesivos gobiernos centrales y el autonómico tienen al medio ambiente como rehén, como moneda de cambio al que se puede dejar de lado a conveniencia. Si nuestra relación con el medio ambiente es la causa de los problemas, del cambio de esa relación pueden venir las soluciones.

De izq. a der. Reyes Montiel, Daniel Cohn-Bendit (PVE), Monica Frassoni (PVE) y Juan López de Uralde
No olvidemos que los problemas que nos acucian tienen un origen ambiental, en última instancia: depredación del territorio por el excesivo urbanismo, el famoso "ladrillazo", que disparó la concesión de hipotecas basura, que concentró el empleo precario y poco cualificado en la construcción; el excesivo consumismo, alentado por la concesión de préstamos baratos, es un problema ambiental, pues el agotamiento de los recursos naturales (petróleo, suelo) y las emisiones de CO2 a él asociado deben ser anotados en el debe de nuestra sociedad. La crisis social es consecuencia de la adopción de medidas ambientalmente nefastas por parte de las administraciones, además de la avaricia de unos pocos.

A nivel internacional, la preeminencia de los países emergentes se hace a costa de los recursos naturales (contaminación, emisiones) y de las malas condiciones laborales de sus trabajadores, condiciones que la cúpula empresarial de este país está empeñada en aplicar aquí para competir con terceros países (despido libre, bajada de salarios); los movimientos especulativos del presente, una vez agotado el filón de la construcción, se concentran en la compra de tierras africanas y americanas para cultivos de alimentos de uso exclusivo y agrocombustibles y en prospecciones petrolíferas en países en desarrollo para esquilmar sus recursos.

Es curioso cómo recién pasadas las elecciones empezamos a ver en los medios de comunicación multitud de noticias relacionadas con el cambio climático, el calentamiento global, la contaminación de las ciudades debida al tráfico rodado, cuando estos temas han sido aparcados durante la campaña electoral. A pesar de las múltiples advertencias de la comunidad científica sobre las consecuencias de las actividades que aceleran el cambio climático, y que vemos diariamente en los telediarios (inundaciones, sequías) este aspecto no está en las agendas de nuestros representantes políticos, salvo cuando se manda a la cumbre de Durban a una delegación de técnicos para salvar los muebles.

Por tanto, EQUO, único representante a nivel estatal del Partido Verde Europeo (PVE), debería reconducir el discurso hacia un perfil más "verde", en mi opinión, condición que no ha sabido (o no ha querido) potenciar. España no tiene por qué ser diferente a otros países de nuestro entorno (Francia, Alemania, Bélgica, Italia), donde los partidos verdes tienen una presencia importante en los parlamentos y ayuntamientos, en una época en la que nos jugamos el futuro si no se cambia el modelo productivo hacia uno más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

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