sábado, 22 de marzo de 2014

POR EL ACCESO GARANTIZADO AL AGUA Y A LA ENERGÍA


Con el tema “Agua y Energía” se conmemora el día 22 de marzo el Día Mundial del Agua, ligando dos de los aspectos que están marcando en gran medida no sólo el futuro inmediato de la Humanidad, sino los acontecimientos que en la actualidad están sucediendo a nivel planetario. En los países en vías de desarrollo el acceso al agua es casi un privilegio. Se calcula que unas 900 millones de personas en el mundo carecen de agua potable y que otras 2.600 millones viven sin instalaciones sanitarias adecuadas, lo que es fuente de enfermedades. Otros datos escalofriantes nos recuerdan que más del 80% del agua usada en el planeta por el ser humano no recibe un tratamiento de depuración posterior. Desde el punto de vista energético, alrededor de 1.200 millones de personas, lo que equivale casi a la población de la India, no tienen acceso a la electricidad; 2.800 millones utilizan leña u otro tipo de biomasa para cocinar y caldear sus viviendas. La escasez de agua ligada al cambio climático y el agotamiento de los combustibles fósiles, que está llevando a la búsqueda desesperada de petróleo en regiones aún vírgenes como el Amazonas o el Ártico, o en el fondo del mar, como lo demuestran las prospecciones en el golfo de Valencia o frente a las costas canarias, pueden precipitar los conflictos internacionales y las catástrofes ambientales en los próximos años. 

Pero no sólo en el llamado Tercer Mundo el acceso al agua y a la energía es cada vez más difícil. Desde los sectores más neoliberales se insiste en considerar estos bienes comunes como mercancías susceptibles de ser objeto de especulación, para obtener pingües beneficios a costa de privar, en muchos casos, a los sectores más vulnerables de la población, del acceso de estos dos auténticos derechos fundamentales. El dictado de la política energética al gobierno por parte de la patronal UNESA, marginando a las energías renovables, y la privatización del servicio de abastecimiento de agua a los ciudadanos, con la excusa de la crisis, está llevando al empobrecimiento acelerado de la población. Esto se hace patente en dos fenómenos que hace unos años parecía algo impensable, la pobreza energética y el aumento exponencial de los cortes de agua, permitiendo desde los poderes públicos que se atente contra estos derechos reconocidos por las Naciones Unidas. 

Las subidas arbitrarias en las tarifas de agua y de luz sufridas por los consumidores en estos últimos años, por parte de las empresas privadas con la connivencia de las administraciones (central, autonómicas y municipales), demuestran que el bienestar de la ciudadanía pasa a un segundo plano cuando de lo que se trata es de aumentar los beneficios particulares frente a los intereses generales.

En este Día Mundial del Agua es nuestro deber reivindicar el acceso público y garantizado al agua y a la energía, dos bienes fundamentales que nunca debieron dejarse en manos de la iniciativa privada para que negociaran con ellas.

Artículo aparecido hoy en el diario La Opinión de Murcia




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