viernes, 13 de enero de 2012

EL REPARTO DEL TRABAJO, UNA ALTERNATIVA AL PARO

Desde hace unos años se nos hace creer, por parte de la CEOE y de determinados gobiernos autonómicos, que trabajar más horas es mejor para la creación de empleo. Ya en 2009 Díaz Ferrán, anterior presidente de la CEOE e imputado por un delito fiscal, nos decía que “es imposible estar trabajando 38 horas y pensar que se va a salir de la crisis”; se debe “trabajar más y, desgraciadamente, ganar menos” (ver enlace). En los últimos meses, y por razones parecidas, los gobiernos de la Comunidad de Madrid, Galicia y de Castilla-León han aumentado en 2 horas semanales los horarios de trabajo de los funcionarios, sin que se experimentara una subida de salario proporcional. Además, en virtud del artículo 4 del R.D 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público (primera ley aprobada por el nuevo gobierno y convalidada el pasado 11 de enero en el Congreso con los votos a favor de PP, CiU y UPN), "la jornada ordinaria de trabajo tendrá un promedio semanal no inferior a las 37 horas y 30 minutos". Estas medidas ya se están poniendo en práctica en ciertos ayuntamientos de la región, como Cartagena. Para un gobierno que hace gala de que su prioridad es la lucha contra el paro, estas medidas lo único que conseguirán es que más personas, que actualmente tienen un contrato temporal en la administración, vayan a engrosar las listas de desemplead@s.

En el sector privado, España es uno de los países donde se acumula el mayor número de horas de trabajo semanales (41,6 horas/semana) de toda Europa, según Eurostat, junto a países como Grecia (43,7) o Reino Unido (42,7). Y esos tres países soportan una tasa de paro bastante elevada: España el 23%, Grecia el 18,8% y Reino Unido el 8,3% (que aunque es bastante más baja, es la tasa más alta desde 1995). En el otro lado del espectro encontramos a Dinamarca (39,1 horas/semana), Holanda (40,9 horas/semana), Italia (40,5) o Finlandia (40,3). Estos países tienen una tasa de paro bastante más baja que España: 7,8%, 4,9%, 8,6% y 7,5%, respectivamente. Estas cifras tienen que ver con distintos factores, como son el mayor nivel académico de sus poblaciones en edad escolar, según el informe PISA, pues existe una correlación entre el nivel académico de una población y la tasa de paro (ver enlace); o la existencia de la burbuja inmobiliaria que lanzó al mercado de trabajo en el sector de la construcción a millones de personas en España que se quedaron en el paro tras el pinchazo. También tiene que ver con el mayor porcentaje de contratos a tiempo parcial. Mientras que en España ese porcentaje era solamente del 12,8% en 2010, la media europea era del 19%, destacando Holanda con un 48,9% (ver enlace). 


Pero, frente a la pretensión del gobierno y de la CEOE de que las empresas dispongan de un determinado número de horas de trabajo sin aumentar de forma proporcional el salario (ver enlace), desde diferentes organismos europeos, como el New Economics Foundation (nef), se apuesta por el reparto del trabajo, por el que se debería disminuir paulatinamente la jornada laboral hasta llegar a las 21 horas semanales. Esta novedosa concepción del reparto del trabajo trae consigo toda una serie de ventajas, como bien dice Florent Marcellesi, experto en Ecología Política y miembro de la Comisión Gestora de EQUO en un artículo. Las ventajas se pueden resumir en que:


- Protege los recursos del planeta, al dedicarse menos dinero al consumismo y a actividades perjudiciales para el medio ambiente, al tiempo que se favorece otro modelo productivo más sostenible.
- Aumenta el bienestar general, al poder las personas dedicar más tiempo a otras actividades como el cuidado parental, el reparto de tareas en el hogar, las relaciones interpersonales o la participación en actividades locales y no productivistas.
- Permite la redistribución de la riqueza, pues en vez de que casi la cuarta parte de la población española no tenga acceso a un empleo remunerado, por lo que no cotizan, no tributan y, por tanto, son un gasto para el Estado, el reparto del trabajo permite que más personas estén en el mercado de trabajo.

Por supuesto, para poder implementar una jornada más reducida y, por tanto, el reparto del trabajo, es necesario que toda una serie de aspectos de la sociedad española cambien, como son:


- La facilitación al acceso generalizado a la vivienda, por el descenso del precio de las casas, actualmente inflados por la burbuja inmobiliaria y por el afán especulativo de unos pocos. También por medio de la promoción pública del alquiler, a precios asequibles.
- Una potenciación real de los transportes públicos, tren convencional para los largos recorridos y autobús para las ciudades. En éstas, fomento del uso de la bicicleta. Sólo con esas medidas puede prescindirse del vehículo privado, sujeto a todo tipo de gastos y al consumo de combustible.
- El acceso a la cultura de forma sencilla y casi gratuita.
- Y, lo que tal vez es lo más difícil, un cambio en la mentalidad de la gente, conformándonos con menos, y adoptando hábitos de consumo colaborativo, con lo que nuestras necesidades materiales descenderían de forma radical.



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