miércoles, 7 de febrero de 2018

UN CRECIMIENTO URBANÍSTICO DESMESURADO

La salida a la luz del informe que revela que, en los últimos 17 años, coincidiendo con la burbuja inmobiliaria, el Ayuntamiento de Murcia ha permitido, con su dejación de funciones, que se construyera a mansalva en el municipio, sin tener en cuenta los estudios ambientales pertinentes, constituye un auténtico escándalo, uno más, de la gestión del Partido Popular en la Región de Murcia. El trabajo de investigación de la concejala de Ahora Murcia Mª Angeles Moreno Micol es de una gran trascendencia. En su informe, se desvela lo que para todos era un secreto a voces: que el PP ha hecho la vista gorda a la hora de conceder licencias de obras, renunciando a aplicar la ley en sus aspectos de realización de estudios de impacto ambiental y a ordenar el territorio, y ha favorecido al negocio inmobiliario, sin importarles si las más de 240.000 viviendas construidas desde 2001 en Murcia cumplían con lo exigido por ley o no.
“La ausencia del Programa de Vigilancia Ambiental ha permitido que los promotores y constructores hayan hecho su agosto durante años para construir donde les plazca, sin limites y sin trabas, convirtiendo a Murcia en el paraíso del ladrillo”
Concretamente, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio de Murcia aprobado en 2001 carece a día de hoy del obligatorio Programa de Vigilancia Ambiental, por el que, antes de aprobar una edificación o una urbanización, debería hacerse un seguimiento de las implicaciones ambientales de tales construcciones, en aspectos como los impactos sonoros, la contaminación atmosférica, erosión o riesgos en caso de inundaciones o terremotos, además tener que prever planes de calidad ambiental de la zona. La ausencia de ese Programa de Vigilancia Ambiental ha permitido que los promotores y constructores hayan hecho su agosto durante años para construir donde les plazca, sin limites y sin trabas, convirtiendo a Murcia en el paraíso del ladrillo.
Según la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental, en su Anexo IV, se dice que “el programa de vigilancia ambiental (PVA) establecerá un sistema que garantice el cumplimiento de las indicaciones y medidas, preventivas y correctoras y compensatorias contenidas en el estudio de impacto ambiental tanto en la fase de ejecución como en la de explotación”. En el aspecto práctico, es el promotor el que propone en el estudio de impacto ambiental una serie de medidas para garantizar el cumplimiento de los impactos previstos, y consecuentemente un programa de vigilancia. Este punto es que parece estar ausente en el PGOU de la ciudad de Murcia.
Sólo hay que pasearse por la zona norte de la ciudad para comprobar la existencia de decenas de esqueletos de hormigón, como si de un paisaje post-apocalíptico se tratara, junto a torres de viviendas rodeadas de solares, además de las “megaurbanizaciones” asociadas a los campos de golf que se levantaron al calor de la burbuja inmobiliaria, muchas de ellas investigadas por la justicia. Ya en 2010, el Colegio de Arquitectos de la Región de Murcia advertía de las condiciones "deficientes" al no cumplirse "las necesidades actuales de eficiencia energética, protección y aislamiento” de las viviendas que se construían en la ciudad. La consigna era (y sigue siendo), por parte de la administración, “ponérselo fácil a la actividad económica”, “desburocratizar” y “favorecer la actividad empresarial, crear empleo y generar nuevas oportunidades de riqueza y bienestar en la Región”, usando el típico lenguaje neoliberal, donde los aspectos ambientales y de calidad brillan por su ausencia.
El PP regional y municipal, con esas actuaciones cómplices, han permitido el crecimiento desordenado de las zonas urbanas, rayando la ilegalidad, como se desprende del informe recién aparecido, y han revelado que tanto el ayuntamiento de Murcia, al cerrar los ojos ante este problema e incumplir la legalidad, como la Comunidad Autónoma, al no cumplir con su cometido de vigilancia, se han dedicado a favorecer, una vez más, al sector empresarial cercano, creando una red clientelar de intercambio de favores, esta vez en el ámbito de la construcción.
Esperemos que la Fiscalía actúe de oficio ante estas informaciones, y depure las responsabilidades pertinentes a las personas que, por acción u omisión, han permitido que en estos años la ciudad de Murcia haya sufrido este crecimiento urbanístico desmesurado.
Artículo publicado en La Crónica del Pajarito:


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