Fuente: La Verdad |
El presidente López Miras debería revisar lo que le dictan sus asesores a la hora de hacer declaraciones públicas, pues cada vez que abre la boca suelta unas perlas que denotan, o bien improvisación, o bien una ignorancia supina sobre los temas que maneja. A menos que todo esto sea de cosecha propia, lo que es más grave aún.
Empezó allá por el pasado mes de mayo, recién iniciada su andadura como presidente de la Región de Murcia cuando, subido a un barco cual conquistador oteando sus posesiones, mientras paseaba por la laguna costera, declaró sin sonrojarse que el Mar Menor "ha recuperado la transparencia de hace 20 años”, sólo llevado por el afán de salvar la temporada de verano que se avecinaba, aunque fuera a costa de mentir descaradamente sobre la situación real de la laguna, como se comprobó más tarde. En septiembre, el fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo, Miguel Eduardo de Mata, en el marco de la investigación que se está realizando por la contaminación de la laguna salada, remarcó que esa situación suponía “un peligro de muerte de la vida animal y vegetal”, por lo que la Fiscalía General no descarta iniciar diligencias por delito ecológico, desmontando de un plumazo el argumento de López Miras.
“López Miras debería dejarse asesorar por los expertos que tiene a mano, los del Comité Científico sobre el Mar Menor o, al menos, estudiarse los informes del propio ministerio”
Ante la protesta continuada de las asociaciones de defensa del Mar Menor, hace unos días el presidente nos regaló con el anuncio de una medida que ha desencadenado la reacción de muchos de los miembros del Comité Científico que asesora a la Comunidad Autónoma en materia de conservación de la laguna, algunos de los cuales llevan décadas estudiando este ecosistema. López Miras, no sabemos si fruto de una ocurrencia suya o asesorado por alguna mente ajena, insinuó en la Asamblea Regional que se dragaría la zona de las Encañizadas, con lo que aumentaría la conectividad entre la laguna y el Mediterráneo, para “aportar vida” al Mar Menor. Sólo puede explicarse esta propuesta por el alto nivel de desconocimiento del funcionamiento del ecosistema marmenorense que ostenta el presidente, pues fue automáticamente replicado por una serie de profesoras y profesores universitarios del Comité Científico con datos sobre las consecuencias funestas que conllevaría la aplicación de tal medida, como el descenso de la salinidad de la laguna o la salida de agua al Mediterráneo cargada de nitratos, lo que afectaría tanto a la fauna y flora lagunar como a las praderas de posidonia más allá de la barra arenosa.
Las últimas declaraciones con las que nos ha deleitado el presidente hacen referencia, una vez más, a los trasvases. Insiste López Miras en hablar del agua que los ríos “arrojan al mar”, como si no fuera algo natural e inherente a los cursos de agua desembocar en las costas, aportando nutrientes para las pesquerías como las anchoas y las sardinas, y sedimentos que alimentarán las playas. También califica de “coyuntural” la sequía que padecen las cuencas españolas, como si no se supiera que la escasez de agua será algo cada vez más frecuente, debido principalmente al cambio climático, cuyas consecuencias ya estamos sufriendo, sobre todo en la región mediterránea. Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en el último boletín hidrológico publicado el 10 de octubre, la reserva de agua en nuestro país era de 21.227 hm3, cerca de un 38% de la capacidad total, y el 90% de los grandes embalses están por debajo de su reserva habitual. Pretender que otras cuencas deficitarias suministren agua a la cuenca del Segura para mantener una agricultura intensiva e insostenible es de una gran irresponsabilidad, y denota cierto egoísmo, además de que el presidente, con esas peticiones de trasvases, demuestra, no sabemos si de forma premeditada o no, una gran ignorancia en la materia. Sólo el electoralismo puede llevar a López Miras a seguir con este “agua para todos” que ahora recupera, y que tanto rédito supuso para el PP murciano en el pasado.
Parafraseando el título de la famosa novela de García Márquez, el presidente no tiene quien le escriba las declaraciones públicas, al menos de forma correcta, por lo que debería dejarse asesorar por los expertos que tiene a mano, los del Comité Científico sobre el Mar Menor o, al menos, estudiarse los informes que el propio ministerio saca a la luz.
Artículo publicado hoy en La Crónica del Pajarito:
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