martes, 21 de abril de 2020

EL ESCENARIO POST-COVID-19, UNA VENTANA DE OPORTUNIDADES

Foto: EFE
En estas semanas de confinamiento salen a la luz numerosos artículos y estudios, como el realizado por la organización ambiental WWF, que relacionan la destrucción de la naturaleza, la pérdida de biodiversidad y el avance del cambio climático con la proliferación de patógenos en general y del coronavirus en particular. Por ejemplo, se ha comprobado que la eliminación de hábitats, la deforestación, la agricultura y la ganadería intensivas, el tráfico de animales vivos y el consumo de animales exóticos, ya sea como alimento, como medicina o como amuletos favorece la zoonosis, es decir, la transmisión de virus de una especie a otra, incluida la especie humana. Ya se ha citado que la contaminación atmosférica, especialmente debida a partículas en suspensión acelera la transmisión del coronavirus.
Es un hecho que el estado de alarma planetario ha reducido sensiblemente tanto las emisiones de gases de efecto invernadero como la contaminación, hasta niveles nunca vistos en los últimos años. Así, China ha disminuido en un 25% sus emisiones con la situación de epidemia. En Europa, las emisiones contaminantes también se han reducido, sobre todo en las grandes ciudades y las zonas industriales. Sin embargo, ¿es consciente el mundo de que es necesario mantener esta tendencia para cuando esta crisis sanitaria se supere? ¿O será sólo un espejismo y a esta situación irá seguida de un efecto rebote que multiplicará las emisiones para volver a lo que había o, peor aún, a superarlo?
Durante décadas los científicos han alertado de los efectos nocivos de una actividad económica desaforada sobre el planeta, siendo totalmente ignorados porque sus advertencias iban en contra del crecimiento económico y de la consecución de beneficios a corto plazo, aunque nos están llegando señales inequívocas de la degradación ambiental generalizada desde hace años. Ha hecho falta una pandemia para que seamos testigos de la recuperación, aunque sea parcial, de los ecosistemas, al dejar que la naturaleza funcione sin alteraciones humanas, aunque sea a pequeña escala, ya que décadas de acción antrópica sobre el medio no pueden ser eliminadas de un plumazo.
La cuestión es si esta crisis sanitaria hará replantearse a los gobiernos nuestro modo de producir, nuestra manera de consumir y de movernos o, al contrario, una vez que pase la pandemia, olvidaremos sus consecuencias y seguiremos cambiando de coche cada dos años, de móvil cada seis meses, usaremos el vehículo privado para movernos a la vuelta de la esquina, los gobiernos seguirán sin invertir en transporte público, sin favorecer la movilidad sostenible en las ciudades, o fomentando industrias contaminantes, por poner algunos ejemplos.
¿Se producirá la tan ansiada transición ecológica de la economía? ¿O se seguirá invirtiendo en sectores que generan una gran huella ecológica, depredadores del territorio y que tantas consecuencias negativas provocan, incluido el establecimiento de las condiciones favorables para que las epidemias se transmitan con mayor facilidad? Ni siquiera las sucesivas Cumbres del Clima han hecho mella en la voluntad de los gobiernos, manteniéndose las emisiones y la actividad económica.
Pero parece que algo está cambiando. Ministros de Medio Ambiente de 10 países de la UE, incluida España, 79 eurodiputados de 17 países miembros, 37 directores generales de otras tantas empresas europeas, asociaciones empresariales, sindicatos y diversas ONGs se han adherido al manifiesto “Green Recovery” (Recuperación Verde), redactado y propuesto por Pascal Canfin, del grupo parlamentario de Los Verdes y presidente del Comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, por el que se plantean inversiones masivas para afrontar un escenario post-Covid19, de modo que se aborde una transición de la economía según el prisma verde, es decir, que sea neutra para el clima, que incluya la protección de la biodiversidad y la transformación de los sistemas agroalimentarios para mejorar el modo de vida de todos los ciudadanos del mundo, así como de contribuir a la construcción de sociedades más resistentes, tal y como reza el manifiesto. De esa manera, se combinan dos luchas que deben ir íntimamente ligadas, la lucha contra pandemia futuras y contra el cambio climático.
 El escenario post-Covid19 debe ser una ventana de oportunidad para cambiar nuestra visión y conseguir un mundo más saludable, más sostenible y más justo.
Articulo publicado hoy en el diario.es:

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