Están los representantes del PP, del PSOE y los empresarios de la región que no caben en sí de gozo con la apertura del aeropuerto de Corvera, bautizado como Juan de la Cierva, pionero patrio de la aviación civil (bastante cuestionado, por cierto, por su filiación franquista que podría vulnerar la Ley de Memoria Histórica), obviando que ya contábamos con un aeropuerto, el de San Javier, que cerró el año 2018 con más de 1,2 millones de pasajeros, un 6,4% más que el año anterior. Actúan como si en la Región de Murcia no hubiera existido anteriormente un lugar donde aterrizaran los británicos en busca de sol y playa hasta que el rey Felipe VI descorrió la cortina de la placa conmemorativa que quedará en las instalaciones aeroportuarias recién inauguradas, aunque no apareciera su nombre grabado en ella.
Llevados por la euforia, y como viene siendo habitual entre los dirigentes del PP, nos prometen toda clase de beneficios y riquezas con la apertura del aeropuerto, como si su traslado a sólo 40 kilómetros de San Javier, con el traslado forzoso de sus trabajadores incluido, fuera a suponer una lluvia de millones y la llegada de riadas de turistas deseosos de disfrutar del caldero, las playas y la sangría. Ya en 2011, cuando el aeropuerto estaba en plenas obras, se nos decía que el tráfico aéreo traería 2 millones de pasajeros en 2012 y 5 millones en 2022, en un ejercicio de economía ficción a la que tan aficionados son a la hora de justificar cualquier obra faraónica que se pretenda construir en la Región (sólo hay que recordar las cifras astronómicas que se manejaban a cuenta de los proyectos afortunadamente fallidos, por el alto impacto que habrían ejercido sobre los espacios donde se querían instalar, como el parque Paramount, Marina de Cope o, más recientemente, el macropuerto de El Gorguel).
Nada más inaugurarse las instalaciones aeroportuarias se nos intenta vender la moto de la creación de empleo, con el anuncio de la generación de 5.600 puestos de trabajo sólo en el primer año, así como la llegada de 800.000 turistas más. Pero claro, todo eso estará supeditado a la construcción de infraestructuras (hoteles, centros comerciales, locales comerciales) que incide en reafirmar un modelo turístico insostenible desde el punto de vista ambiental. No parece que gobierno regional tenga como objetivo conseguir un turismo sostenible en la Región de Murcia, entendido como aquel que es compatible con la correcta conservación de los espacios naturales. A pocos días de la celebración de la Feria Internacional de Turismo FITUR, el lema que parece que guía a los responsables de la política turística de la Región es "cuantos más, mejor", con la intención de que 6 millones de turistas nos visiten en este año 2019, aumentando en 300.000 el número de turistas con respecto a 2018.
Pero si no se hace una previsión de la Capacidad de Carga Turística (CCT), definida como el máximo nivel de personas que un espacio físico puede soportar antes de que el recurso ambiental se comience a deteriorar, se corre el riesgo de matar a la gallina de los huevos de oro, como ya se está verificando en destinos como las islas Baleares o Barcelona. La Región de Murcia cuenta con auténticas joyas ambientales, como los parques naturales de Calblanque, Sierra Espuña, Salinas de San Pedro del Pinatar, por citar unos cuantos. Aún podemos disfrutar de lugares no masificados, y el fenómeno de la "turismofobia" aún no ha llegado a estas tierras. Si sólo se busca el beneficio inmediato, el rendimiento económico ligado a grandes infraestructuras, y no se realiza una planificación adecuada para evitar o, al menos, minimizar el impacto social y ambiental de esa supuesta llegada masiva de turistas a la que el gobierno regional aspira, nos podemos encontrar en pocos años con una situación indeseable de turismo masivo.
El aumento del turismo en poco tiempo se relaciona con la reducción drástica de los salarios de los empleados del sector, un aumento de la carga de trabajo y de la economía sumergida, conflictos entre la población local y los turistas. Se calcula que cada millón de turistas que recibe España consume y genera 11 millones de litros de combustible, 300 millones de litros de agua, 2 millones de kilos de alimento, 25 millones de kilos de CO2 y toneladas de residuos, que ensucian playas y valiosos ecosistemas marinos y terrestres. ¿Es eso lo que queremos? Se hace necesaria una reflexión sobre el modelo turístico que debe aplicarse en la Región de Murcia, primando la calidad sobre la cantidad. Aún estamos a tiempo.
Artículo publicado hoy en eldiario.es:
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