lunes, 11 de abril de 2016

EL 15M A LA FRANCESA


Desde el 31 de marzo pasado, los nietos del mayo 68 han puesto en marcha el movimiento Nuit Debout (“noche en pie”), primero en la capital, en la emblemática Plaza de la República, su particular Puerta del Sol, extendiéndose después a otras ciudades, como Nantes, Lyon, Strasbourg, Rennes o Toulouse, entre otras muchas. Este movimiento, inspirado en el 15M español y prácticamente ignorado por los medios de comunicación de nuestro país, ha nacido como una confluencia de ciudadanos comprometidos para unirse y manifestar el hartazgo de la política gubernamental.
La ocupación de la plaza de la República se inició a raíz de una manifestación contra la Ley El-Khomri, apellido de la ministra socialista de trabajo, cuya reforma laboral de corte neoliberal pretende hacer retroceder los derechos laborales a un estado que atenta contra los trabajadores y trabajadoras francesas (aumento de la jornada laboral hasta las 60 horas semanales en situaciones especiales, despidos de forma unilateral por parte de la empresa, etc.), en la línea de la reforma española. Y ya sabemos que, en Francia, cualquier ataque a los derechos fundamentales es fuertemente contestado por la sociedad gala.
Nuit Debout nace a raíz dell ataque a los derechos fundamentales de una reforma laboral de corte neoliberal similar a la española
Las reivindicaciones del movimiento Nuit Debout son muy amplias, yendo desde la petición de un salario vitalicio, la democracia por sorteo, la mejora de los derechos del colectivo LGTB o la solución al problema de los refugiados, hasta la resolución de los problemas de vivienda o un mejor acceso a la agricultura ecológica. En resumen, un cambio de sistema y una refundación democrática de Francia, tal y como ocurrió en 2011 en nuestro país. Este movimiento es también una reacción al ascenso de la extrema derecha en Francia, que goza de los mejores resultados obtenidos por Marine Le Pen en unas elecciones en la historia reciente.
La dificultad a la que se enfrenta el movimiento Nuit Debout es ver de qué manera se traduce esto en un cambio real de la sociedad. Una de las vías es, a imagen de nuestro país, la traslación a la política institucional de esa indignación a través de partidos legalmente constituidos. En Francia, ese partido se encarna en En Marche!, movimiento político definido como “ni de derechas, ni de izquierdas”, “cuya adhesión es gratuita”, que pretende recoger la indignación de la calle, promovido por el joven ministro de Economía Emmanuel Macron quien, el miércoles 6 de abril, anunciaba su creación con el objetivo de “encontrar nuevas soluciones” y “desbloquear Francia”. Sin embargo, no son pocas las voces que creen que es solamente una plataforma política usada por Macron para saltar a las elecciones presidenciales de 2017.
La otra vía posible es la del alterglobalización o altermundialización, movimiento alternativo que, con el lema “cambiar el mundo sin tomar el poder”, pretende influir como sociedad civil fuera del juego político institucionalizado, sin jerarquías y conectados en red, por medio de acciones variadas. En Francia, el grupo altermondialista más extendido es el de los “zadistas”, movimiento de base ecologista, de ideología difusa, aunque tienen en común su anticapitalismo y anticonsumismo, que basan su acción en la ocupación pacífica de las llamadas ZAD, acrónimo de Zonas de Planificación Diferidas (Zones d’Aménagements Différés, en francés), rebautizados como Zonas a Defender (Zones à Défendre) por los activistas. Éstos son lugares destinados por la administración a infraestructuras, proyectos urbanos o equipamientos, a menudo en espacios naturales sensibles. El ZAD más emblemático es Notre-Dame-des-Landes, población al oeste de Francia donde está prevista desde hace décadas la construcción de un aeropuerto, fuertemente contestado por grupos ecologistas y partidos de izquierda (Los Verdes, Front de Gauche...), cuyos terrenos fueron ocupados en 2008, creándose un auténtico poblado autogestionado y solidario.
Tras la ocupación de las plazas, se confrontan, pues, dos maneras de conseguir ese “otro mundo posible”. Por un lado, está la vía institucional, camino seguido en España que, en cierto modo, ha desactivado la movilización de la calle, confiándolo todo a la actividad parlamentaria, con las dificultades que ello entraña. Por otro, la vía altermundista que, por medio de resistencias, de prácticas sociales, de debates e investigaciones, de creaciones intelectuales y artísticas, pretenden influir en los órganos de decisión política.
Tal vez lo mejor es una combinación de ambas cosas, con el objetivo último de cambiar este sistema socialmente injusto y ecológicamente insostenible. Seguiremos de cerca los acontecimientos del país vecino.
Artículo aparecido hoy en La Crónica del Pajarito:

No hay comentarios:

Publicar un comentario