miércoles, 23 de marzo de 2016

¿A LAS PUERTAS DE UNA NUEVA CRISIS MUNDIAL?


El último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) alerta sobre la posibilidad de que en 2015 hayamos alcanzado el llamado “pico del petróleo”, y de que este año 2016 podría ser el comienzo del declive de la producción de crudo a nivel mundial. Recordemos que el pico del petróleo es el momento en el que se alcanza la tasa máxima de extracción de petróleo global, tras el cual la tasa de producción entra en un declive terminal. Esto fue predicho por el geofísico norteamericano M. King Hubbert (1903-1989), quien en 1956 anticipó la llegada de ese momento para las reservas de EEUU alrededor de 1970. Ese pronóstico fue acertado, pues el gigante norteamericano dejó en esa fecha de ser el principal productor de crudo a nivel mundial, desplazándose la producción a Oriente Medio, originándose la crisis del petróleo de 1973 e iniciándose, a partir de ese momento, la participación de EEUU en casi todos los conflictos internacionales para asegurarse el suministro de combustibles fósiles, desde Irán, Irak y Afganistán, hasta Libia y la actual guerra de Siria (aunque está más relacionada con el control de la salida de crudo a Europa que con las reservas de petróleo en el subsuelo sirio, bastante escasas).
"El reciente desplome del precio del petróleo puede ser el preludio de una nueva recesión"
El reciente desplome del precio del petróleo en los mercados internacionales, habiéndose alcanzado los 28 dólares por barril, un precio que no se conocía desde 2004, no es, según los expertos, el signo de una nueva era de abundancia energética, sino que, al contrario, puede ser el preludio de una nueva recesión. La producción de petróleo no ha hecho más que crecer desde el año 2000, alcanzándose los 95 millones de barriles diarios en 2015, cantidad necesaria para abastecer a los países occidentales y a las economías emergentes, principalmente los llamados países BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Pero este alto ritmo de producción sólo se puede mantener a costa de ingentes inversiones por parte de los productores, que ha dado como resultado multimillonarias deudas que deben ser saldadas. La disminución de las inversiones necesarias para mantener el ritmo de producción, debido a los bajos precios del crudo, puede hacer que se inicie el declive del petróleo por los altos costes que implica su extracción.
Las economías mundiales continúan basando su recuperación económica en la búsqueda desenfrenada del crecimiento, generador del agotamiento de los recursos naturales, principalmente de combustibles fósiles. Los conflictos internacionales de las últimas décadas tienen su origen último en la pretensión de garantizar el suministro de petróleo y gas a Occidente. Esos conflictos han funcionado como una gigantesca fila de fichas de dominó: invasión de Afganistán por parte de la extinta URSS en los ’80, cuyo contrapeso fue el apoyo a los talibanes y a la dictadura saudí por parte de EEUU, quien, a su vez, alentó la creación de Al-Qaeda y posteriormente del Estado Islámico; guerras de Libia y Siria, que han provocado el éxodo de millones de refugiados a países limítrofes y a Europa; estos movimientos migratorios han fomentado el auge de las ideologías de extrema derecha en Europa y desencadenado la reciente decisión de la UE de adoptar la vergonzante política en relación a los refugiados. De aquellos barros, estos lodos.
La llegada del pico del petróleo en este año, según al AIE, y la subsiguiente escasez creciente de combustibles fósiles, así como el aumento de su precio, puede provocar el incremento de la intensidad de los conflictos internacionales y llevarnos a una situación de consecuencias difíciles de prever, pero seguramente no muy positivas. La única solución para asegurar un futuro libre de conflictos y que, de paso, nos aleje de las consecuencias del cambio climático, debe pasar indefectiblemente por el abandono de los combustibles fósiles como base de la economía, por el fomento de las energías renovables y la renuncia del dogma del crecimiento como generador de bienestar. En una palabra, alejarnos del capitalismo tal y como lo conocemos.
Artículo aparecido hoy en La Crónica del Pajarito:

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