viernes, 8 de septiembre de 2017

UN ACUERDO CONTRA EL MERCURIO

El pasado día 16 de este mes entró en vigor el Convenio de Minamata, que toma su nombre de la ciudad japonesa donde se aprobó este acuerdo en enero de 2013. La elección del lugar no es casual: en 1956 sufrió una epidemia que provocó problemas neurológicos graves, malformaciones congénitas y la muerte de miles de personas. Hasta tres años después no se averiguó que fue debida a la contaminación masiva en su bahía por el vertido durante años de catalizadores a base de mercurio procedentes de una fábrica química, acumulándose en los peces y pasando a los seres humanos tras el consumo de pescado, base de su alimentación. El objetivo del Convenio de Minamata es “proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones antropógenas de mercurio y compuestos de mercurio”, tal y como reza en el documento promovido por el Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
“Este metal tóxico afecta al sistema nervioso central y no se elimina de la cadena trófica, acumulándose sobre todo en los pescados de gran tamaño, como atunes o peces espada”
Para ello, este acuerdo, de obligado cumplimiento, insta a los 128 países firmantes a aplicar medidas como prohibir nuevas minas de mercurio, clausurar aquellas que ya existen en un plazo de 15 años, regular la minería de oro artesanal y de pequeña escala, y reducir el uso y emisiones del mercurio, así como aplicar medidas de control sobre una serie de productos con mercurio añadido cuya producción, importación y exportación estarán prohibidas para 2020 (como baterías, lámparas, termómetros, jabones y cosméticos, entre otros). También incluye disposiciones para promover la identificación y protección de poblaciones en situación de riesgo, aumentando la asistencia médica y la mejor formación de los profesionales de la salud en la identificación y el tratamiento de los efectos relacionados con el mercurio.
La fecha de la aplicación del Convenio de Minamata está relacionada con el hecho de que en mayo pasado se alcanzó la cifra de 50 países que han ratificado este acuerdo. Aunque la UE en su conjunto lo ratificó en el pasado mes de abril, España aún no lo ha hecho de forma individual, como sí lo han hecho siete países miembros de la UE (Bulgaria, Hungría, Malta, Holanda, Rumania y Suecia), demostrando así su escaso compromiso con la erradicación de la contaminación por este metal tóxico, que afecta al sistema nervioso central, con la particularidad de que no se elimina de la cadena trófica, acumulándose sobre todo en los pescados de gran tamaño, como atunes o peces espada.
Se da la circunstancia de que España suma el 50% de los casos de pescado contaminado por mercurio en la UE, al superarse el nivel máximo permitido de mercurio en los productos pesqueros, que es de 0,5 miligramos por kilogramo. Además, la población española tiene 10 veces más de mercurio en sangre que la de países como Alemania, Estados Unidos o Canadá. Aproximadamente, la mitad de las emisiones antropogénicas de mercurio provienen de la quema de carbón y la producción de metales y de cemento, de acuerdo con el PNUMA, por lo que la reducción de estas actividades es prioritaria. Una zona muy sensible a la contaminación por mercurio es el Ártico, en cuya tundra se acumula este metal, que es liberado con el deshielo, afectando a la fauna y a la comunidad autóctona, cuya base alimenticia es el pescado, un fenómeno que podría verse amplificado por el cambio climático.
Muchas de las ONGs comprometidas con la eliminación de contaminantes persistentes, como es el mercurio, denuncian no obstante que este tratado es bastante laxo en algunos aspectos, como la excesiva permisividad con las centrales de carbón en cuanto a sus emisiones de mercurio. También califican de problemática la financiación de las medidas a tomar, sobre todo en los países del sur. Por ello, la comunidad internacional debe facilitar la aplicación de las medidas aprobadas, al tiempo que España, a través de su aprobación en el Congreso de los Diputados, debe ratificar cuanto antes este convenio, demostrando así su firme compromiso con este problema global.
Artículo publicado el pasado 18 de agosto en La Crónica del Pajarito:

No hay comentarios:

Publicar un comentario